​Cambio climático: Hoja de ruta más allá de los gobiernos

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Daniel Vercelli

Una hoja de ruta con mayores certezas. Eso fue lo presentó esta el Ministerio del Medio Ambiente en un documento que establece los objetivos y metas por sector para enfrentar el cambio climático a nivel país y reducir las emisiones de carbono al año 2050, muy en línea con lo que están implementando otras naciones del mundo para impedir el aumento de la temperatura global y sus devastadores efectos.

Este plan, que se está presentado oficialmente en la COP 26, en Glasgow (Escocia), es aún más valorable al ser parte de un proceso participativo y transversal que incluyó el trabajo de cerca de 5 mil personas. En plena pandemia, entre mayo de 2020 y julio de 2021 se realizaron más de 100 talleres a lo largo del país, en los que se invitó a dialogar y debatir a organizaciones gremiales, ONGs, comités regionales, público general y especialistas.

Lo que vemos plasmado hoy son lineamientos sumamente necesarios, pero también, un conjunto de decisiones que debieran ser parte de políticas estatales que trasciendan los gobiernos, no sólo por el objetivo concreto que se determina en cada sector y el trabajo implicado, sino también porque constituyen un marco de certezas ante tanta incertidumbre existente en otros ámbitos.

Con estas certezas, sobre las metas y líneas de llegada, las empresas pueden diseñar o modificar sus estrategias de largo plazo, traspasar políticas sustentables a sus equipos y hacerlas parte de toda la cadena de valor del negocio. Ya sabemos el destino, y tenemos cierta certeza de que el marco regulatorio se ajustará para que, como país, lleguemos a esos objetivos, y como siempre ocurre las empresas que se adelanten tendrán ventajas y capturarán más oportunidades de las que se abrirán en este camino. Por otro lado, de esas metas y certezas también surgen espacios que los emprendimientos y startups pueden transformar en soluciones concretas que creen valor tanto económico como medioambiental aplicando tecnología e innovación.

El cambio climático es, sin lugar a dudas, uno de los desafíos globales más importantes del último siglo. Los países que cuentan con estrategias nacionales tienen la ventaja de estar abordando el problema de una manera holística, integral e integrada, con entendimiento de la complejidad del fenómeno y el compromiso de organismos estatales, sector privado y sociedad civil.

Esto es especialmente relevante para Chile, un país altamente vulnerable a los efectos del cambio climático al cumplir con siete de los nueve criterios de vulnerabilidad establecidos por la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) en 1992: áreas costeras de baja altura, zonas áridas y semiáridas, zonas con cobertura forestal y zonas expuestas al deterioro forestal, zonas propensas a los desastres naturales, zonas expuestas a la sequía y a la desertificación, zonas de alta contaminación atmosférica urbana y zonas de ecosistemas frágiles, incluidos los ecosistemas montañosos.

Tenemos por delante varias tareas y desafíos, pero ayuda muchísimo tener claro lo que hay que hacer y las metas por cumplir. Además, el plan entregado por el gobierno cuenta con un sistema de reporte, monitoreo y verificación que garantiza que se vayan cumpliendo cada una de las medidas a lo largo del tiempo. En este sentido, lo mejor que podemos hacer es reforzar y acelerar el trabajo colaborativo para revertir los efectos negativos de la crisis climática y dar continuidad a esta hoja de ruta en los próximos años, asumiéndola como una causa país, una política de Estado y nuestra contribución a lo que debemos hacer a nivel global.


Daniel Vercelli, 

socio y Managing Partner de la consultora Manuia

europapress