​Inversión y Trabajo

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Paula Warnier

Durante los últimos dos años del gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, hubo cierta preocupación acerca de cómo las modificaciones introducidas por la ley que moderniza el sistema de relaciones laborales - más conocida como la “reforma laboral”- pudo haber influido en la inversión en nuestro país. Y la verdad es que no sé si fue la reforma laboral, o la tributaria, o la educacional, y todos aquellos cambios menores los que hicieron sentir cierta inestabilidad, lo que en la realidad se tradujo en una disminución de la inversión.


Hoy se advierte que el escenario está cambiando y se está trabajando para que la inversión en nuestro país mejore.


Es así como -de la lectura del programa del Presidente Sebastián Piñera- se observa que, entre las cosas más importantes para el cumplimiento de los objetivos de su gobierno, precisamente se encuentran la inversión y el trabajo. En varias de sus páginas se hace referencia a la necesidad de trabajar, crear empleo y las formas en las que su administración planea hacerlo. Lo mismo ocurre con la inversión, en el sentido que se considera necesario generar cambios –entre otros- en materia tributaria, regulatoria y de garantía, y créditos que realmente atraigan y protejan la inversión.


Y lo mismo ocurre con organizaciones empresariales. Hace algunos días el actual presidente de la CPC se refirió a la necesidad de generar mayor inversión con el objeto de recuperar el crecimiento.


¿Cómo hacemos, entonces, para que estos dos conceptos se tomen de la mano para lograr el cumplimiento de los objetivos propuestos?


Teniendo en consideración el dinamismo que tienen las relaciones laborales en la legislación moderna, es necesario entender que elementos como la flexibilidad laboral, la apertura y extensión de normas protectoras a minorías, y el mejoramiento del empleo público y privado –que esta vez debe ser de calidad para procurar mejores resultados en la productividad de las empresas- finalmente conllevan a un mercado laboral activo y atractivo para capitales interesados.


En mi opinión, mientras más ágil sea el mercado del trabajo y más numerosa la fuerza laboral, mejor será nuestra productividad (recordemos que Chile es de aquellos países en que de acuerdo a estudios de la OCDE se trabaja mucho y no se produce tanto), y mejor será el escenario para invertir en Chile, y mientras más inversión haya, más ingresos se generarán para el cumplimiento de los fines esenciales del Estado.


Esperemos que haya llegado el momento de avanzar hacia los cambios que harán que Chile se encuentre entre aquellos países que han logrado sistemas laborales más justos para sus trabajadores, pero también más atractivos respecto de las tendencias globales.



Paula Warnier

Gerente Senior de Consultoría en Transacciones EY

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