Todo es calumnia ¿Está claro?

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El Papa, en su visita a nuestro país, dejó varios mensajes de esperanza, de fe, de dignidad, incluso de perdón y sentimiento de vergüenza. Estos discursos fueron elaborados cuidadosamente para acercarse al pueblo chileno y lograr que el mensaje fuera de cercanía.


Sin embargo, el mensaje que sin duda quedará en la memoria de los chilenos por mucho tiempo, es un mensaje de tan solo 5 palabras: “Todo es calumnia. ¿Está Claro?”, dicho en el marco de los cuestionamientos al obispo Barros y su vínculo con Karadima.


Esta frase llegó como un balde de agua fría para todos aquellos que se encuentran luchando desde hace años contra la pedofilia en las filas de la Iglesia, y que han tenido la valentía de denunciar, a pesar de todas las dificultades que ello conlleva.


Y es que el delito de abuso sexual a menores es uno de los delitos más reprochables en una sociedad, ya que afecta a las víctimas más frágiles, como lo son los niños. Sin embargo, cuando el victimario es alguien perteneciente a la Iglesia, ese delito se transforma en abominable, digno de ser castigado con el máximo de las penas que el sistema contemple. El bien jurídico protegido lo amerita.

Jesica Torres SLIDE


El gran problema, no obstante, es que estos delitos son de difícil prueba, siendo el testimonio de la víctima el más relevante. Por ello, es que cuando el Papa habla de calumnias, lo que está haciendo es desacreditar de forma violenta a los únicos testigos de tales delitos, esto es, a las víctimas.


En el caso del obispo Barros, quienes lo acusan de complicidad, son personas adultas, mayores de edad, que pueden y tienen la capacidad moral y valentía para sostener lo que ellos aseguran es su verdad. Sobre la veracidad de sus dichos no podemos aseverar que sea efectiva, pero lo que si podemos sostener es que se les debe respeto, y la oportunidad que sus denuncias sean investigadas.


Por el contrario, en el caso de los niños, quienes con mucho esfuerzo y contención pueden abrir una situación de abuso, resistir una calificación como la que ha señalado el Papa, es simplemente destructivo, desolador y, evidentemente, una configura una doble victimización.


Por eso creemos que las palabras del Papa son realmente graves y merecen una reflexión de parte de la Iglesia y de la propia autoridad Vaticana, pues junto con referirse al caso del obispo Barros, el mensaje ha llegado a todas las víctimas de abusos sexuales, quienes al escuchar de tan alta autoridad católica y moral un calificativo como ese, les significa un retroceso en sus propios procesos de sanación y búsqueda de justicia.


Cuando el Papa señala que todo es calumnia, abarca no sólo a las víctimas del caso Karadima y sus imputaciones al obispo Barros, sino que, lamentablemente y atendido su cargo, ha tratado de calumnias los dichos de todos aquellos que han tenido la valentía de denunciar los delitos de abuso.


Es de esperar que las palabras del Papa nos hagan reflexionar sobre todo lo que nos falta avanzar en esta materia. Legislar para que los delitos de abuso contra los niños, sean imprescriptibles, para facilitar su investigación y persecución, cuando el niño tenga la capacidad de enfrentar el proceso. Santo Padre, no todo son calumnias… y no todo está claro…



Jésica Alejandra Torres Quintanilla

Profesora “Justicia Constitucional”.

Enseñanza Clínica del Derecho

Facultad de Derecho, Universidad de Chile

TORRES & MAISTO, abogados 

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