Los adolescentes españoles crecen hiperconectados y aunque la mayoría (86%) acceden a internet con normas establecidas por sus padres, siguen expuestos a riesgos como las amenazas digitales, la ansiedad si no reciben mensajes o notificaciones o la influencia de los llamados 'influencers' sobre sus compras.
El 94 por ciento de los menores de entre 12 y 17 años en España accede a Internet desde el teléfono móvil, aunque también utilizan un ordenador (64%), una tableta (41%) y una videoconsola (29%), y pasan de media casi tres horas (174 minutos) al día conectados.
Estos datos se recogen en el estudio 'Construyendo un futuro digital para los menores, por los menores', de la Organización de Consumidores y Usuarios (Ocu), una encuesta a 3.351 jóvenes de 12 a 17 años en Bélgica, Italia, Portugal y España sobre como perciben el uso que realizan de la tecnología.
En él, uno de cada tres adolescentes españoles admite que supera las cuatro horas diarias conectados, si bien el porcentaje es más alto a partir de los 15 años y en los hogares con dificultades económicas, donde tienen menos oportunidades de realizar actividades extraescolares.
Se conectan para relacionarse con las personas a las que quieren (68%) y aprender cosas nuevas (63%). Para ello, acceden a redes sociales, incluso antes de tener la edad mínima permitida -establecida en 13 años, aunque la Ley Orgánica de Protección de los Menores en los Entornos Digitales la eleva a 16 años-.
De echo, según la encuesta, antes de los 13 años el 69 por ciento empezó en YouTube, el 67 por ciento en WhatsApp, el 48 por ciento en Instagram y el 44 por ciento en TikTok, que son, además, las redes sociales que más usan.
Las plataformas sociales ocupan un importante espacio en su vida emocional: un 72 por ciento se conecta siempre que puede y un tercio siente ansiedad si no recibe mensajes o notificaciones. También son conscientes del papel de los algoritmos y el uso que hacen de su actividad en línea para ofrecer sugerencias.
Al respecto, más de la mitad están satisfechos con las recomendaciones que reciben, pero muchos creen que los algoritmos les hacen pasar más tiempo del deseado en redes (57%) y un 65% querría poder decidir más sobre lo que ve.
Además, ocho de cada diez siguen a creadores de contenido, especialmente en ámbitos como videojuegos, deporte, moda o belleza. Sobre la influencia de estos creadores, también conocidos como 'influencers', el estudio señala que es real, y que nueve de cada diez adolescentes (91%) indican haber comprado al menos una vez un producto o servicio promocionado por ellos, y tres de cada diez (35%) incluso muchas veces.
En lo que respecta a la seguridad en línea, el 86 por ciento de los adolescentes tiene normas fijadas por sus padres, sobre todo los más pequeños. Con ellas, pueden supervisar sus perfiles o publicaciones (48%), poner límites al uso de dispositivos (42%) y permitir que hagan compras o instalen nuevas aplicaciones y juegos (41%).
También valoran medidas introducidas por las propias plataformas o servicios digitales. Así, consideran que los canales de ayuda específicos son muy útiles (65%) y aprecian el difuminado de contenidos inapropiados (62%) y las notificaciones antes de compartir (57%). Además, prefieren los sistemas de verificación de edad gestionados por las propias plataformas (38%) o vinculados al dispositivo (38%).
Aun así, un 10 por ciento de los adolescentes admite haber buscado trucos para saltarse esas restricciones. La falta de control puede dar lugar a situaciones que pasan desapercibidas para los padres, como la compra en internet (10%) o las apuestas 'online' (6%). El 5 por ciento reconoce hacer participado en un reto que acabó teniendo malas consecuencias en la vida real.
Las normas van encaminadas a asegurar que tengan una experiencia en línea segura y acorde a su edad. Sin embargo, las amenazas están siempre presentes: el 58 por ciento afirma haberse enfrentado ya a alguna. La más habitual, un extraño que contactó con ellos (31%), pero también han visto mensajes racistas y xenófobos (19%), han recibido mensajes con imágenes violentas o con contenido sexual sin pedirlo (10%) y han sido acosados de manera repetida (10%).
Para crear de un entorno digital seguro para los menores, desde Ocu proponen que haya canales para denunciar contenidos dañinos y recibir ayuda, que se establezcan restricciones de acceso a contenidos inapropiados según la edad y se prohiba el uso de móviles en el ámbito escolar.
Asimismo, piden que las plataformas no monitoricen las actividades de los menores sin consentimiento, sino que pregunten directamente sus intereses.