MADRID, 11 Nov. (EUROPA PRESS) - La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha alertado este martes de una catástrofe inminente en Darfur Norte, en el oeste de Sudán, ante el aumento de los desplazados por los combates después de que las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) se hicieran en octubre con el control de la capital de la región, El Fasher, tras cerca de año y medio de cerco a las Fuerzas Armadas en la localidad.
"La crisis en El Fasher es resultado directo de cerca de 18 meses de cerco que impidió que las familias obtuvieran comida, agua y atención médica", ha dicho la directora general del organismo, Amy Pope, quien ha afirmado que "la inseguridad y la escasez de suministros implican que solo se llega a una fracción de aquellos en situación de necesidad".
"Sin un acceso seguro y financiación urgente las operaciones humanitarias están en riesgo de suspenderse en el momento en el que las comunidades las necesitan más", ha subrayado, en medio de las denuncias sobre atrocidades generalizadas por parte de las RSF en El Fasher, incluidas ejecuciones sumarias, secuestros y violaciones, entre otras.
Durante las últimas dos semanas, los ataques de las RSF contra El Fasher han provocado la huida de unas 90.000 personas que han tenido que escapar a través de rutas inseguras y sin casi acceso a comida, agua o atención médica. Además, decenas de miles de personas siguen atrapadas dentro de la ciudad, sumida en un corte de comunicaciones que dificulta saber cuál es la situación.
La OIM ha destacado que la violencia se está expandiendo a otras zonas de Sudán, con cerca de 39.000 desplazados entre el 26 de octubre y el 9 de noviembre por los combates en Kordofán Norte, también escenario de ataques por parte de las RSF, encabezadas por Mohamed Hamdan Dagalo, conocido popularmente como 'Hemedti'.
En este sentido, ha reiterado que, pese a este aumento de las necesidades, las operaciones humanitarias están en riesgo de colapso debido a la falta de suministros y la inseguridad a las que hacen frente los convoyes, que sufren además restricciones de acceso que impiden que entreguen la ayuda que portan, por lo que la OIM ha pedido más financiación y garantías de seguridad.
La guerra civil de Sudán estalló a causa de las fuertes discrepancias en torno al proceso de integración del grupo paramilitar en el seno de las Fuerzas Armadas, situación que provocó el descarrilamiento de la transición abierta tras el derrocamiento en 2019 del régimen de Omar Hasán al Bashir, ya dañado tras la asonada que derribó en 2021 al entonces primer ministro, Abdalá Hamdok.
El conflicto, marcado por la intervención de varios países en apoyo a las partes en guerra, ha sumido al país en una de las mayores crisis humanitarias a nivel mundial, con millones de desplazados y refugiados y ante la alarma internacional por la propagación de enfermedades y los daños sufridos por infraestructuras críticas, que impiden atender a cientos de miles de damnificados.