El Consejo General de Colegios de Farmacéuticos (CGCF) ha destacado este jueves el papel de los farmacéuticos comunitarios a la hora de lograr un mejor control de la migraña, una afección que en España afecta a más de cinco millones de personas, de las que casi un millón la experimentan de forma crónica.
Su rol cobra "especial relevancia" en los servicios de dispensación y en la detección de posibles sospechas de migraña, pues esta figura puede ayudar a derivar hacia la Atención Primaria a aquellos pacientes que acuden a la farmacia a obtener una solución para sus cefaleas, tal y como se expone en un documento publicado por el CGCF de cara al Día Mundial de Acción contra la Migraña, que se conmemora este viernes.
Del mismo modo, el farmacéutico puede ayudar a identificar las cefaleas por un uso "excesivo" de la medicación, algo de gran importancia en un contexto en el que la mitad de los pacientes están infradiagnosticados e infratratados, pudiendo llegar a tardar más de seis años en recibir un diagnóstico adecuado, principalmente por la falta de información de los afectados.
Desde la farmacia comunitaria también se pueden establecer una serie de medidas orientadas a educar e informar al paciente sobre los síntomas, su evolución, las posibles complicaciones, promover la adherencia al tratamiento, identificar algunos factores desencadenantes o de riesgo para la cronificación y proporcionar pautas de estilo de vida para reducir estos episodios.
El informe también recoge los tipos de cefaleas y los diferentes síntomas que pueden acompañarla, los factores desencadantes o el tratamiento a seguir para lograr un mejor control de la enfermedad.
TIPOS DE CEFALEAS
Los expertos han detallado que las cefaleas se dividen en cuatro tipos, como lo son la migraña, la cefalea tensional, la cefalea autonómica del trigémino y 'otras cefaleas', siendo la más frecuente la migraña, que causa un dolor localizado en un lado o mitad de la cabeza, sitiéndose como un "latido" dentro de la cabeza, y que puede ir acompañado de náuseas, vómitos, fotofobia y fonofobia.
Además, la migraña puede ir precedida de una serie de 'aura', un abanico de sintomatología sensorial adicional que precede al dolor y se define como un síndrome de ataques recurrentes de minutos de duración de sintomatología nerviosa central sensorial o visual, que normalmente se produce de forma gradual y suelen ir acompañados de dolor de cabeza y manifestaciones migrañosas.
En función de la frecuencia de los episodios, la migraña puede ser episódica, cuando se producen menos de 15 cefaleas al mes, o crónica, cuando se experimentan 15 días o más de cefalea de forma mensual, con al menos ocho días de migraña durante más de tres meses.
FACTORES DESENCADENANTES
Aunque la aparición de las crisis de migraña puede deberse a diversos factores que los pacientes identifican de forma subjetiva, y que no se ha logrado demostrar una relación causal directa, se han identificado algunos que podrían influir.
Así, los desencadenantes de estas crisis pueden relacionarse con factores psicológicos como el estrés, la ansiedad o la depresión; por la falta o el exceso de sueño; o por cambios hormonales como el periodo premenstrual, ovulación o anovulatorios.
La alimentación también puede influir en la aparición de la migraña, y es que el alcohol, chocolate, quesos, ayuno, comidas ricas en nitritos, glutamato monosódico, aspartamo, exceso o abstinencia de cafeína se han relacionado con este tipo de cefalea.
Otras circunstancias ambientales tales como los estímulos visuales, los olores, los cambios atmosféricos o una altitud elevada; la toma de medicamentos como nitroglicerina, reserpina o terapias estrogénicas; o el exceso o falta de ejercicio físico, la fatiga o la cervicalgia pueden funcionar como desencadenantes.
Aunque modificar estos hábitos puede tener un efecto terapéutico moderado, los farmacéuticos han insistido en la importancia de seguir un tratamiento farmacológico, que en la actualidad se distingue entre el episódico o sintomático y el preventivo.
Para el tratamiento farmacológico episódico se emplean los antiinflamatorios no esteroideos, en los casos leves-moderados, y los denominados triptanes, en los moderados-graves, que actúan produciendo vasoconstricción, reducción de la liberación de mediadores inflamatorios y disminuye la transmisión del dolor.
De forma reciente también se ha incorporado lasmiditán, cuya eficacia como antimigrañoso se relaciona con la inhibición de la actividad de las neuronas del trigémino sin provocar vasoconstricción.
Sin embargo, la mayor novedad terapéutica recae sobre los gepantes, unos anticuerpos monoclonales de administración parenteral y algunos orales que, usados como tratamiento preventivo de las crisis, han demostrado ser más eficaces que los fármacos clásicos, abriendo nuevos horizontes en la profilaxis de la migraña.