El encuentro de la semana pasada organizado por CPI, SOFOFA, UDD y Chile 21 mostró consenso sobre las oportunidades del país por su potencial natural, estratégico y económico, pero subrayó la necesidad urgente de un acuerdo político para concretarlas.
Las propuestas presentadas por economistas como Joaquín Lavín y Carlos Ominami destacaron que Chile posee ventajas competitivas: su ubicación en el Pacífico, abundancia de cobre y litio, agricultura moderna y energías renovables. Su potencial en minería, agroindustria, sector forestal y acuicultura facilita la diversificación productiva y exportadora. Para aprovechar estos beneficios, es esencial contar con estabilidad jurídica y regulatoria que genere confianza a los inversionistas.
El principal desafío está en la dimensión política. La historia reciente del país demuestra que las diferencias ideológicas y los prejuicios han frenado en ocasiones reformas necesarias. La incertidumbre jurídica, las políticas inconsistentes y las tensiones sociales dificultan que las ideas técnicas se transformen en acciones concretas. Para avanzar, todos los actores —gobierno, oposición, sector privado, sindicatos y comunidad— deben compartir un proyecto común de largo plazo.
El respaldo de los gremios empresariales y sectores productivos es clave, así como su disposición al diálogo. Sin embargo, el Estado debe participar activamente, impulsando alianzas, infraestructura compartida y políticas que integren a la comunidad en el desarrollo.
Incluir a los trabajadores en este proceso es igualmente vital. La alta tasa de desempleo, la informalidad y las condiciones laborales precarias requieren acuerdos que fomenten inversión y generación de empleos dignos, formando un “pacto pro-inversión” que cuente con respaldo social. Sin ese apoyo, los avances técnicos podrían ser insuficientes o generar tensiones que los deshagan.
La próxima elección presidencial y la renovación parcial del Parlamento exigen apertura y diálogo. La izquierda debe considerar los enfoques técnicos propuestos y la derecha respaldarlos sin perder su esencia. Así, Chile podrá avanzar hacia un desarrollo sostenible, inclusivo y justo.
En suma, se necesita construir un acuerdo político que convierta los consensos en acciones concretas. Solo con liderazgo dispuesto a dialogar y pactar, el país podrá aprovechar su potencial y avanzar hacia un futuro más justo y sostenible.