​Framework ciencia-industria: una hoja de ruta para una colaboración con impacto

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Ignacio Merino2

Hace poco, una empresa del sector alimentario nos compartió su experiencia: durante años enfrentaron un problema tecnológico en una de sus líneas productivas. Sabían que había investigaciones y desarrollos que podrían ayudar a resolverlo, pero nunca lograron conectar con el equipo científico adecuado. El resultado fue más de tres años de ineficiencia operativa, pese a que la solución ya existía. No era un problema de conocimiento, sino de conexión y vinculación.


Casos como este reflejan una verdad incómoda: en Chile no nos faltan ideas ni talento científico y tecnológico, lo que nos falta es capacidad de articulación. Y esto no sólo retrasa soluciones que el país necesita con urgencia, también reduce el impacto de nuestras inversiones en ciencia, tecnología e innovación, tanto públicas como privadas. Si de verdad queremos avanzar hacia un desarrollo basado en conocimiento, necesitamos herramientas que ordenen, estructuren y faciliten la colaboración entre la ciencia y la industria.


Por eso en HUBTEC -junto al Centro de Biotecnología Translacional (CBT) de Sofofa Hub y LES Chile-, hemos trabajado en una de esas herramientas: el framework ciencia–industria, un marco conceptual y operativo diseñado para cerrar la brecha entre quienes generan conocimiento y quienes pueden transformarlo en soluciones concretas.


Este framework no es un documento teórico ni una declaración de intenciones. Es una guía práctica construida colaborativamente con múltiples actores del ecosistema, que identifica dimensiones clave para una colaboración efectiva entre empresas, startups/scaleups e instituciones de educación superior y centros de I+D: desde la definición de objetivos comunes, hasta cláusulas contractuales, propiedad intelectual y mecanismos de gobernanza. Su foco está en la acción, en facilitar el proceso completo de un proyecto colaborativo desde el diseño hasta la implementación y escalamiento.


Lo que lo hace relevante —y diferente— es que no impone un modelo, sino que propone una lógica compartida de trabajo. Al haber sido construido en conjunto, refleja la diversidad de necesidades del ecosistema, y además genera un lenguaje común. Ahí está su mayor valor: donde hay lenguaje compartido, hay confianza. Y sin confianza, simplemente no hay colaboración posible.


Además, el framework fue diseñado como una herramienta viva. Su aplicación práctica en los programas de las instituciones participantes servirá para retroalimentarlo, ajustarlo y adaptarlo a nuevos contextos. No es una receta cerrada, es una plataforma en construcción constante, abierta al aprendizaje colectivo.


Lo digo con convicción: si queremos acelerar soluciones innovadoras, necesitamos dejar de tratar la colaboración como un acto voluntarista o un experimento puntual. Debe transformarse en una forma estructurada de operar. El framework ciencia-industria apunta exactamente a eso: a pasar del “queremos colaborar” al “sabemos cómo hacerlo”.


Hoy más que nunca, tenemos la oportunidad de demostrar que Chile no solo tiene ideas valiosas, sino también la capacidad de construirlas en conjunto. Esa es la verdadera innovación.


Ignacio Merino, 

Director Ejecutivo de HUBTEC

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