En este último tiempo, la inteligencia artificial ha protagonizado conversaciones de todo tipo. Uno de los últimos espacios donde tuve la suerte de participar fue en el evento Singularity Summit Chile, donde se abordó cómo la IA está cambiando la forma en que funcionan y se proyectan las empresas, con las implicancias y oportunidades que esto significa para Chile.
En algunos casos, las nuevas tecnologías son vistas como una promesa transformadora; mientras que en otros, hay más cautela sobre su potencial. En el mundo de la sustentabilidad, esta ambivalencia también está presente, ya que mientras algunos la visualizan como un motor de eficiencia ambiental, otros cuestionan el impacto energético de los sistemas que la respaldan.
Sin embargo, creo que ya es tiempo de cambiar el enfoque. En lugar de analizar si la IA es buena o mala (porque eso se evalúa de acuerdo al uso que se le da), lo más relevante es preguntarnos cómo la estamos utilizando, al servicio de qué la ponemos y con qué propósito ético y estratégico la integramos en las decisiones de negocio. Desde esta perspectiva, en el sector corporativo la IA puede ser una gran aliada para avanzar hacia empresas más sostenibles y resilientes.
Desde nuestro trabajo diario de acompañamiento a empresas de diversos sectores en sus procesos de transformación cultural hacia la sostenibilidad, hemos visto cómo la IA, cuando se pone al servicio de las personas y el entorno, puede marcar una diferencia concreta. No solo en eficiencia operativa o reducción de costos, sino en algo aún más relevante: en la calidad de las decisiones que se toman, su impacto sistémico y su contribución a la regeneración de los ecosistemas.
Uno de los aportes más significativos de la IA en este ámbito es su capacidad para procesar grandes volúmenes de datos en tiempo real, algo fundamental cuando se trata de medir, monitorear y mejorar indicadores ambientales, sociales y de gobernanza. Gracias a modelos predictivos, las empresas pueden anticiparse a riesgos, optimizar el uso de recursos naturales, mejorar la trazabilidad de sus cadenas de suministro o incluso rediseñar sus procesos para reducir emisiones.
Además, si consideramos que la sostenibilidad tiene mucho que ver con el óptimo uso de los recursos, la IA puede ser una aliada en la reducción de costos y monitoreo, en aspectos que van desde la prevención de incendios forestales, alimentación saludable con menor impacto ambiental, reducción de materiales para el ecodiseño, rediseñar y eficientar procesos, reducción de emisiones de carbono, eficiencia energética, gestión hídrica, economía circular, manejo de residuos, protección de ecosistemas, etc.
Un ejemplo concreto: muchas de las empresas de diversos sectores con las que trabajamos han logrado disminuir significativamente su huella ambiental gracias a la aplicación de IA en el análisis de sus KPIs operacionales. Esto les permite detectar ineficiencias, ajustar sus procesos productivos en tiempo real y priorizar iniciativas con mayor retorno ambiental. En lugar de decisiones basadas sólo en intuiciones o proyecciones lineales, hoy contamos con herramientas que ofrecen evidencia clara, dinámica y personalizada para cada contexto.
Pero este camino no se transita solo con tecnología. La transformación hacia la sostenibilidad requiere también fortalecer la gestión del cambio, impulsar nuevas formas de liderazgo y habilitar culturas organizacionales capaces de aprender y adaptarse. Por eso creemos que la IA es parte de un ecosistema de innovación humana y tecnológica, donde las capacidades analíticas van de la mano con la empatía, la colaboración y el compromiso con un propósito mayor.
La IA no reemplaza el criterio ético, ni sustituye la visión estratégica. Tampoco es una solución mágica. Pero si se usa con intención, conocimiento y conciencia, puede convertirse en una aliada poderosa para acelerar la transición hacia modelos de negocio más responsables y regenerativos.
Vemos con optimismo el potencial de estas tecnologías, porque sabemos que los desafíos ambientales que enfrentamos requieren acción urgente y decidida. Y en ese contexto, la inteligencia artificial puede ser una herramienta clave para ampliar nuestra capacidad de respuesta. Hoy más que nunca, las empresas necesitan aliados inteligentes y la IA, bien aplicada, es un partner confiable para quienes están comprometidos con construir un futuro donde la sostenibilidad no sea solo un objetivo, sino una forma de hacer empresa.
María de la Paz Irarrázaval, Country Manager de Manuia