Sr. Director,
Este 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, el llamado es claro: poner fin a la contaminación por plásticos. Pero más allá de la consigna, las cifras nos confrontan con una verdad incómoda. Cada año producimos más de 430 millones de toneladas de plástico en el mundo, dos tercios de los cuales se usan una sola vez y luego contaminan mares, suelos, alimentos... y nuestros propios cuerpos.
Hoy ingerimos microplásticos cada semana, el equivalente al peso de una tarjeta de crédito. Estudios recientes ya los han encontrado en pulmones, sangre, placenta y cerebro humano. Esta crisis ya no es externa: literalmente nos habita.
Y mientras eso ocurre, Chile alcanzó su sobregiro ecológico el pasado 17 de mayo. Es decir, ya consumimos todos los recursos naturales que el planeta puede regenerar en un año. Si todos viviéramos como lo hacemos aquí, necesitaríamos 2,7 planetas.
Es momento de pasar de las campañas a la coherencia. No basta con eliminar plásticos de un sólo uso o reciclar en casa. Se requiere rediseñar nuestro modelo de producción y consumo, invertir en innovación verde, educar desde la infancia y asumir que la sostenibilidad ya no es un lujo, sino una urgencia.
El planeta está gritando. Y no desde un futuro hipotético, sino desde nuestros cuerpos, océanos y sistemas naturales. Escucharlo o no, será nuestra verdadera medida de desarrollo.
Catalina Droguett P.,
Eco periodista y fundadora de Mujer Sustentable