​Construir hoy el patrimonio de mañana

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Cada año, durante el Día de los Patrimonios, miles de personas visitan edificios históricos, antiguos barrios y plazas emblemáticas en todo Chile que, en general, parecen ser invisibles el resto del año. En esos recorridos, no solo se valora la belleza o el diseño de una obra, sino su capacidad de evocar una historia compartida, de conectar a las personas con sus territorios y de recordarnos que el desarrollo no solo se mide en cifras. Sin embargo, cuando hablamos de patrimonio, la conversación suele mirar hacia el pasado. ¿Qué pasaría si empezáramos también a pensar el patrimonio como un proyecto hacia el futuro?


La infraestructura que hoy planificamos y construimos será, inevitablemente, parte del paisaje y la identidad de las próximas generaciones. Esos caminos, puentes, parques públicos y otros, que hoy levantamos con lógica funcional pueden convertirse mañana en hitos, cargados de sentido, historia y valor simbólico para sus comunidades. La pregunta clave es si estamos diseñando estas obras con esa perspectiva de legado, o si estamos solo pensando en superar brechas y no en habilitar espacios con sentido de pertenencia.


La infraestructura no es solo cemento, acero o conectividad. También es cultura, identidad y cohesión. Las plazas, parques, costaneras, mercados, centros comunitarios o terminales de transporte no son solo lugares de paso o prestación de servicios; son sitios donde se encuentra la comunidad y donde se transmiten formas de vida. Cuando una obra de infraestructura logra conectar con el paisaje, la historia y las aspiraciones de un territorio, su impacto trasciende la función técnica y se convierte en parte del alma de ese lugar.


Por eso, construir con mirada patrimonial no implica replicar el pasado ni maquillar el presente, sino proyectar el futuro con sensibilidad territorial, con participación ciudadana y con visión. La infraestructura que será valorada mañana como patrimonio es la que, desde hoy, responde a una necesidad real de las personas, se integra armónicamente al entorno y promueve el encuentro ciudadano. Esta mirada aplica por igual a infraestructura urbana y rural.


Lamentablemente, muchas veces se levantan obras que, aunque cumplen una función, carecen de identidad o sentido territorial. La falta de una visión pública que articule infraestructura y patrimonio como parte de una misma visión de desarrollo limita nuestras capacidades para construir entornos más humanos, habitables y sostenibles.


El Día de los Patrimonios es una oportunidad no solo para celebrar lo que fuimos, sino también para preguntarnos qué queremos dejar como legado. Reconocer que la infraestructura es parte del patrimonio significa asumir que cada obra puede convertirse en un hito que fortalezca el arraigo, la memoria y el desarrollo de nuestras comunidades. Porque el mejor homenaje al patrimonio no es solo cuidar lo que heredamos, sino también proyectar con responsabilidad lo que queremos construir.


Antonia Bordas C. – Geógrafa, Asesora CPI

Paulo Muñoz M. – Cientista Político, Asesor CPI

europapress