A la fecha, son casi 350 las startups activas del segmento Fintech en el país, según el sexto estudio Fintech Radar Chile, que muestra un repunte del 16% en el último año y confirma el dinamismo de una industria desafiante, gracias a mayores inversiones. De los 50 millones de dólares de financiamiento en el 2018, saltamos a 500 millones de dólares al 2022, para luego caer hasta 60% en 2023, debido a los ciclos de alza de las tasas de interés. Pese a ello, se calcula que en 2025 los volúmenes de transacciones de las tecnológicas financieras crezca en 60%.
Aunque se espera una inminente alza de costos de operación, debido a las adaptaciones que exigirá la Ley Fintech desde febrero del próximo año, las plataformas que ofrecen servicios de pago, evaluación y concesión de créditos, crowdfunding, entre otros, enfrentan un conjunto de desafíos en términos de gobernanza y ética para sus gobiernos corporativos. Hasta hoy, el ecosistema de las startups financieras no tiene obligación de rendir cuentas, lo que he redundado en la opacidad de las decisiones empresariales, la vulnerabilidad ante fraudes y la desconfianza de sus clientes. También ha llevado a la banca tradicional reaccionar rápido, incorporando nuevas herramientas para ponerse a tono y adecuarse con las tecnológicas de manera más competitiva.
Con la implementación de la Ley Fintech, se estableció una clara exigencia de licencias y supervisión por parte de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF). No se trata solo de evitar sanciones y transparentar sus transacciones, sino de una oportunidad para reconfigurar sus estructuras internas y el proceso de toma de decisiones, como exige la nueva legislación.
La adopción de prácticas de responsabilidad fiduciaria, la transparencia en la toma de decisiones y la auditoría interna serán esenciales para establecer un gobierno corporativo ético y responsable. Los directores y ejecutivos deberán ser más conscientes de sus responsabilidades, tanto legales como éticas, en el manejo de los recursos y datos sensibles de los usuarios.
En el sector Fintech, la ética se entrelaza de manera estrecha con la gobernanza. Al tratarse de empresas que operan con tecnologías disruptivas, donde se manejan grandes volúmenes de datos financieros de usuarios y se realizan transacciones electrónicas, las decisiones éticas adquieren una relevancia aún mayor. Los principios fundamentales de la ética en el sector incluyen la protección de los datos personales, la seguridad de las transacciones y la equidad en el acceso a los servicios.
La Ley Fintech obliga a las empresas a asegurar la privacidad y la integridad de los datos personales de los usuarios, pero también les exige comportarse de manera ética en su relación con estos. La transparencia en la oferta de productos financieros es clave: los clientes deben entender los riesgos y costos asociados a los servicios, algo que la ley asegura mediante un control más estricto sobre las prácticas de marketing y publicidad engañosa.
A nivel de gobernanza, esto implica una cultura organizacional que fomente una ética sólida en todos los niveles de la empresa. Esto no se limita a cumplir con las normativas legales, sino que implica un compromiso genuino de las empresas con la equidad, la justicia y la protección de los derechos de los usuarios, a través de una estructura más robusta de comités de auditoría, riesgos y cumplimiento, que permitan monitorear la correcta aplicación de la normativa. Esa cultura interna recién en formación en las Fintech, es parte del ADN de la banca tradicional en Chile, que ha evolucionado en sus prácticas de gobernanza de la mano del desarrollo del mercado financiero y, por tanto, cuenta con una ventaja relevante.
El sector enfrenta una oportunidad única para evolucionar en términos de gobernanza y ética, de ir más allá del cumplir para evitar problemas legales, sino de contribuir a la robustez de un ecosistema empresarial que se visualiza con un futuro sostenible en Chile. El dilema de asumir los desafíos de un nuevo marco regulatorio más institucional y exigente, se convertirá rápidamente en una ventaja competitiva para las Fintech que se doten de un buen gobierno corporativo que dé más garantías a sus múltiples stakeholders.
Gonzalo Jiménez Seminario
Presidente de Proteus Management & Governance
Profesor Universidad Católica de Chile
Director de Empresas Familiares