Un largo derrotero tributario

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Germau0301n Pinto


Tortuoso ha sido el camino que ha recorrido el ministro de Hacienda para llevar a cabo su reforma tributaria, partiendo con mucho entusiasmo el año pasado realizando diálogos sociales para escuchar a muchas personas: ciudadanos comunes y corrientes, ex ministros, organizaciones gremiales, académicos y otras personas que desfilamos (me incluyo) ante los miembros del equipo ministerial que desarrolló el proyecto de ley que fue rechazado completa e inéditamente en marzo de este año.


Renaciendo desde las cenizas cual ave fénix, volvió a realizar diálogos, pero ahora para lograr un pacto tributario, para lo cual invitó a distintas organizaciones como el CRUCH (ahí tuve un espacio para participar), organizaciones de grandes empresarios, organizaciones de pequeños empresarios, funcionarios públicos, colegios profesionales y otras organizaciones sociales. De esto derivó una serie de ideas que surgieron del análisis del destino de los recursos que se lograrían obtener de este empeño tributario, resaltando el énfasis en la educación, la salud, la seguridad y otras áreas sensibles para la población. Sin embargo, el presidente de la República tuvo otra opinión y en la Cuenta Pública señaló que toda nueva recaudación iría a financiar la condonación de la deuda CAE y la deuda histórica que el Estado tiene con los profesores.


Luego de aquello, el ministro de Hacienda volvió a realizar una serie de conversaciones, pero ahora ya no buscando un pacto tributario, sino un pacto “fiscal” que pusiera énfasis en la austeridad y eficiencia en el gasto público, disminución de la elusión y evasión tributaria y un discreto aumento en la carga tributaria que no perjudicara el crecimiento económico.


Con esta nueva motivación e ingeniosas ideas que recogió de los diálogos realizados, comenzó a una nueva ronda de reuniones, pero ahora con quienes verdaderamente debería convencer: a los políticos. Es así que realizó varias reuniones con las directivas y parlamentarios del oficialismo, para luego comenzar a hablar con algunos partidos de la oposición.


En esas reuniones presentó medidas agrupadas en eficiencia fiscal, apoyo y estímulo a las pymes. Lamentablemente, surgió el caso de las fundaciones que perturbó al ministro, pues se le cuestionó fuertemente el manejo del destino de los fondos que recauda el Fisco a través del sistema tributario.


Esto no fue menor porque sumando y restando, se llegaba a cifras elevadas que demostraban que el Estado tenía liquidez que perfectamente podían ser destinadas a solucionar importantes necesidades de la población, lo que obligada a realizar una reingeniería fiscal y poner énfasis en las verdaderas necesidades sociales que la población demandaba.


En los debates públicos en diarios, seminarios y columnas, donde todos dábamos ideas y recomendaciones, tomó fuerza la estrategia de combatir la evasión y la informalidad. En esto, hubo muchas voces discordantes, pues la autoridad señaló medidas de castigo a la informalidad, pensando dar con esto un guiño a los representantes de las cámaras de comercio que siempre han alegado por la competencia injusta a la cual se ven obligados a participar, al competir con personas que no cumplen con los imperativos fiscales. Pero, lamentablemente, tales ideas también fueron cuestionadas, especialmente por mi persona, pues estoy convencido que resulta más eficiente un incentivo a la formalidad que el castigo.

El ministro cambio de estrategia y puso su atención en el combate a la evasión tributaria, mostrando cifras de lo eficiente que es poder reducirla, logrando de esta forma, aumentar la recaudación corrigiendo aquellas conductas indebidas. Pero también hubo discrepancia en aquello.


En efecto, se cuestionó las bases sobre las cuales se fundamentaba el nivel de evasión que hay en Chile, pues no hay estudios que convenzan a todos sobre sus cifras.


Desde 2009 que el Servicio de Impuestos Internos (SII) no entrega un informe oficial sobre el nivel de evasión. También hay importantes esfuerzos y aportes, como el realizado por el ex director nacional del SII, don Michel Jorrat. Sin embargo, este último informe fue criticado porque no discernía entre evasión, elusión y exenciones tributarias, pues, desde el punto de vista de estrategia fiscal, no es conveniente meterlas todas en un mismo saco.


Es así como el Colegio de Contadores de Chile presentó otras cifras y cuestionó fuertemente la metodología que se había utilizado para realizar los estudios y los fundamentos para esta nueva estrategia fiscal.


Lo último que ha trascendido, es que el ministro de Hacienda anunció que, en septiembre u octubre, el SII presentaría cifras oficiales de evasión sobre las cuales poder trabajar y así socializar las medidas del pacto fiscal que permitirá aumentar los ingresos fiscales.


Tengo mis dudas al respecto, no por sobre la capacidad del SII en esta materia, sino que, en tan corto plazo, pueda realizar un cálculo satisfactorio, pues para tal encomienda se requiere muchas estimaciones y supuestos que pueden ser discutibles, amén del hecho que no es una tarea fácil, máxime que desde el año 2009 que no se hace ese ejercicio.


Considerando tal distancia temporal, no es alocado pensar que no será algo practicable y que en solo un o dos meses lograr tal cometido, será un esfuerzo titánico para terminar de una vez por todas con este camino tortuoso e inconcebible que ha recorrido el ministro de Hacienda.


Prof. Germán R.Pinto Perry

Director de Programas de Especialización Tributaria

Centro de Investigación y Estudios Tributarios NRC

Universidad de Santiago

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