​Estado social, ¿quo vadis?

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Eugenio Yau0301nu0303ez

La derecha lo ve con recelo, la izquierda con celo. Nos referimos al tan mentado y cuestionado Estado social. Si me ubico en la vereda izquierda lo confundo con el Estado bienestar. Desde la vereda derecha lo asocio al Estado “subsidiario” (o sea mínimo/guardián). Más allá de la maña política, la dificultad para precisar su ser y quehacer quizá se deba también a que la diferencia entre estas tres grandes formas de ordenar la sociedad (grosso modo: Estado liberal, Estado socialista, Estado social) estriba en las diferentes visiones del hombre y de su bien.


El Estado social parte de la base que las personas son dueñas de su destino y agentes de su propia felicidad. En virtud de ello, crea las condiciones necesarias para que todos y cada uno de sus ciudadanos de modo libre, con esfuerzo y responsabilidad puedan desarrollarse plenamente. Del mismo modo, está consciente que las personas durante su vida enfrentaran muchas adversidades ajenas a su voluntad, como accidentes, enfermedades, cesantía, invalidez, viudez y vejez. Frente a estas adversidades el Estado crea una red social (seguridad social y ayuda social) lo suficientemente sólida y eficiente de modo tal que le garantice al afectado que ninguna de estas adversidades le significará ver ostensiblemente disminuida su calidad de vida. En consecuencia, el Estado social de “derecho” (y no de “derechos”) tiene como labor principal promover (a la familia, la educación, el ahorro) más que garantizar derechos “sociales”.


Los dos pulmones con los cuales respira el Estado social son la subsidiariedad y la solidaridad. Ambos principios son inseparables. Ante la reiterada pregunta de si el Estado social es compatible con la subsidiariedad, respondo que no solo es compatible, sino que ella es conditio sine qua non del Estado social. En este contexto cabe aclarar que no existe una subsidiariedad liberal o una conservadora, una de derecha o de izquierda. Tampoco es un principio político ni económico, sino de “filosofía social”, es decir, una viga maestra estructural de la sociedad.


Eugenio Yáñez,

Director Escuela Humanidades

U. San Sebastián

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