Sólo existimos para servir

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Luis Riveros

Nuestra sociedad mantiene una deuda enorme con la institución Bomberos de Chile y con cada uno de sus miembros. Desde hace más de un siglo y medio, su labor ejercida en ciudades y campos, valles y montañas, aldeas pequeñas y ciudades, en forma indistinta, ha puesto en evidencia un espíritu de servicio dominado por férrea voluntad y compromiso sostenido. Con un sólido reconocimiento ciudadano, como lo revela la figuración destacada de Bomberos en diversas mediciones de opinión, su reconocido prestigio institucional ha ido creciendo en la misma medida en que la ciudadanía se informa sobre su ejercicio activo y generoso. Y es cierto, en una sociedad que se ha ido haciendo progresivamente más y más materialista, donde todo parece tener un precio, más no necesariamente un valor, el rol del voluntariado sobresale como muestra excepcional de lo mejor de una sociedad humana: proporcionar solidaridad a cambio de nada, sino solamente como una práctica de generosa entrega.


Nacido junto a las raíces de la república a mediados del siglo XIX, producto de las emergencias de fuego en Valparaíso, Bomberos se consolidó sostenidamente extendiendo su presencia a lo largo de todo el país. Quizás para muchos, en los inicios, era difícil concebir que se sostuviera el sueño fundacional: total voluntariado al servicio de la sociedad para enfrentar la desgracia. Pero así ha sido: Bomberos ha remontado todos los ciclos de nuestra historia y se ha hecho presente con sobriedad y profundo compromiso institucional en todas las desgracias que nos han afectado. Fuego, inundaciones, terremotos, etc., todo ello ha convocado el compromiso de servicio, que en la actualidad también se proyecta a accidentes viales y desgracias ocurridas no necesariamente debido al fuego. Junto a una sólida organización, Bomberos de Chile, y sus cuerpos integrantes a lo largo del país, mantiene un compromiso de perfeccionamiento y capacitación para servir con la mejor tecnología y la férrea vocación de buen servicio por parte de sus miembros voluntarios. El país ha ido también haciendo lo posible por sustentar adecuadamente su trabajo, dotando a la institución del capital instalado y del equipamiento necesario para el mejor desempeño de su tarea.


A lo largo del tiempo se ha mantenido incólume el mandato fundacional, base histórica que cimenta su desempeño exitoso, cual es el voluntariado de sus miembros. Formados ellos no sólo en cuanto a los técnicas y competencias que requiere el ejercicio bomberil, sino también en la ética fundamental que cruza a la institución Bomberos de Chile, que es la de servir al prójimo en desgracia, sin pedir nada a cambio. El voluntariado, que refleja la actitud del bombero chileno que está dispuesto a dar sin recibir nada a cambio, incluso arriesgando su vida e integridad física, se constituye en un ejemplo esperanzador de que la fraternidad existe como un valor aplicable a la vida en sociedad.


Para muchos, Bomberos podría transformarse en un servicio estatal más, en que sus miembros recibieran un estipendio asociado a su desempeño profesional. Pero eso transformaría inconvenientemente a la institución, que respondería menos a los incentivos de un histórico compromiso moral, y mucho más a los que se desprenderían de un contrato formal para justificar una paga. Eso destruiría la tradición y buena parte de la historia que distingue a la institución bomberil; la convertiría en un servicio público que, como tantos otros, serían parte del juego de poderes y nombramientos, todo encapsulado en los avatares políticos a que se nos ha acostumbrado.


Junto a otras instituciones surgidas a mediados del siglo XIX, Bomberos manifestó el compromiso, un ideario formalmente declarado, de servir al desarrollo y consolidación de Chile, desde distintas ópticas y formas de hacer. Lo común era la fraternidad como forma de vida, y práctica generosa de proyectar lo mejor de cada uno en beneficio del común. En estos días aciagos, en que Chile sufre por incendios monumentales, se ha puesto a prueba, nuevamente, el compromiso moral y la solidez de Bomberos de Chile. Sus competencias y espíritu de servicio que ha resultado indomable frente a las peores circunstancias deben ser agradecidas; Chile les debe siempre un homenaje y el merecido reconocimiento a sus mártires que adornan en sitial destacado la columna de servicio a la patria.


Prof. Luis A. Riveros

Universidad Central

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