Giovanni Huerta .

Fin de la intervención cambiaria: ¿una decisión acertada?

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Cartas al director

Sr. Director,


El viernes 30 de septiembre finalizó la intervención cambiaria efectuada por el Banco Central (aunque se mantiene la renovación de las ventas de dólares forward, por un valor de US$ 9.110 millones). El programa, que comenzó el 18 de julio, tenía contemplado estabilizar, por medio de un monto de hasta US$ 25.000 millones, la mayor depreciación del tipo de cambio nominal respecto a su nivel “fundamental. Este nivel está determinado por el comportamiento de los precios, tanto del cobre como del petróleo el nivel de riesgo país, el diferencial de tasas entre Chile y Estados Unidos, el Dollar Index, entre otras variables. En la semana pasada, han vuelto las preocupaciones en el mercado, ya que nuevamente el dólar se ha aproximado a los 1.000 pesos. Debido a lo anterior, que cabe plantea las siguientes interrogantes: ¿qué justifica una intervención cambiaria? ¿La paridad se encuentra nuevamente con un desajuste? ¿Debería el Banco Central extender el periodo de intervención?

Respecto a la naturaleza de las intervenciones en el dólar, es relevante mencionar que, desde septiembre de 1999, Chile mantiene un régimen de flotación cambiaria, con un Banco Central que se limita a intervenir en contextos excepcionales. En 23 años, el instituto emisor solo ha hecho uso de la intervención cambiaria –como herramienta macroprudencial– en seis oportunidades. Entre los motivos para tomar esta determinación se encontraban depreciaciones del tipo de cambio por sobre su nivel “fundamental”, interés de acumular reservas y el exceso de volatibilidad en la paridad. Así, la última intervención está en línea con algunas de las razones mencionadas.

En cuanto a si la paridad se encuentra actualmente en una situación de “desalineamiento”, se debe enfatizar que esta ha sido una de las intervenciones más exitosas por parte del Banco Central, ya que durante el periodo del programa el tipo de cambio experimentó en promedio una apreciación de 8 pesos ¬–prácticamente en línea– respecto a su valor “fundamental”. Sin embargo, desde el 26 de septiembre, cuando se confirma el término del programa de intervención cambiaria, hasta el momento de escribir esta columna –3 de octubre¬– la paridad ha experimentado una depreciación por sobre su valor “teórico” en torno a 70 pesos por dólar durante cada día.

Frente a lo anterior, la interrogante es: ¿el Banco Central debería extender el plazo de intervención? La respuesta es compleja. En la literatura económica existe una relación –ampliamente aceptada– que se denomina la “trinidad imposible”, es decir, una economía no puede pretender al mismo tiempo tener autonomía de su política monetaria, disponer de libertad en los flujos de capitales, y controlar el tipo de cambio. Debe renunciar a una de las tres condiciones. Desde 1999, Chile renunció a la última y es por esta razón que extender la intervención cambiaria podría representar un problema para la estructura macroeconómica. Sin embargo, una persistencia del actual desajuste del dólar implicaría desequilibrios en el sistema financiero. Este escenario plantea la obligación de contar con monitoreo cuidadoso por parte del instituto emisor, para tomar a tiempo medidas eficaces de ser necesarias. 


Giovanni Huerta 

europapress