A una semana de...

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Germu00e1n Pinto


Ya llevamos una semana de la primera vuelta de las elecciones presidenciales y podemos sacar conclusiones y realizar proyecciones, considerando un horizonte un poco menos incierto al que teníamos enfrente hace unos días.

En efecto, ahora tenemos claro dos programas que tiene propuestas antagónicas y resulta difícil convencer a unos y otros, ya que ellas nacen de convicciones filosóficas distintas: unas creen en el Estado asignador de recursos y la otra en que el mercado realice tal función. Lo dramático de esas posturas, es que ambas buscan el mismo fin que es el bienestar general de la población. Así las cosas, si nos quedamos en el análisis político de los programas, no vamos a poder inclinar la balanza dado que termina siendo un discurso de sordos.

Pero, alternativamente, es posible tomar una posición técnica y analizar las propuestas sobre la base de los hechos, aceptando claro está, que ambos candidatos están reclutando economistas y distintos personajes para reescribir sus programas para lograr encantar al tercio de votos que no pudieron arrimar en la primera vuelta.

El programa de Boric postula solucionar las necesidades de la población a través del aumento de la recaudación, cayendo en el claro error de considerar la recaudación fiscal como un fin y no un medio. Bajo esa postura plantea orgullosamente la meta de recaudar el equivalente del 8% del PIB, aunque ha reconocido que eso solo es posible en 8 años, es decir, en dos periodos presidenciales actuales. Esto se lograría con una mayor carga tributaria a los “super ricos” y una baja en la evasión y la elusión tributaria, como también en la eliminación de exenciones tributarias.

El programa de Kast postula todo lo contrario, pues señala una reducción en la carga tributaria que redundaría en una mayor recaudación fiscal gracias al dinamismo que la economía tomaría gracias a la liberación de las trabas tributarias, por medio de la reducción de la tasa del Impuesto a la Renta de Primera Categoría de un 27% a un 17% y dejando una tasa del 0% para las pymes.

Analicemos ambas posturas bajo la perspectiva de la evidencia empírica.

¿Genera una mayor recaudación el aumento en la tasa impositiva? La respuesta es no; el fundamento, la reforma tributaria de los años 2014/2016 que aumentó la tasa de impuestos llegando al actual 27% para el Impuesto a la Renta de Primera Categoría y generando una interrupción en la integración de los impuestos que afectan a las empresas con los tributos de los dueños de éstas, no redundó en una mayor recaudación. Esto es palmario y está aún en la retina de los observadores económicos y podemos sacar lecciones sobre esto.

¿Genera una mayor recaudación la disminución de la carga tributaria? En la teoría, sí; pero en la práctica no, pues no funcionó con Trump, aunque sí funcionó con Reagan en los años ochenta cuando pudo financiar su “Guerra de las Galaxias” con rebajas impositivas y la aplicación de políticas neoliberales inspiradas por Milton Friedman. Es decir, hay fundamento para los dos lados.

Lo que sí hay evidencia, y eso es contundente por ser el peso de los hechos, es que se logra mayor recaudación gracias al crecimiento económico. Esto se ha evidenciado en los últimos 30 años. Si bien es cierto que el PIB se ve impulsado por el mayor gasto público, también es cierto que la inversión privada nacional y extranjera, son motores importantes del crecimiento.

Asumiendo lo anterior, queda de manifiesto que el éxito de ambos proyectos descansa en lograr que los inversionistas cumplan con su parte en este juego económico, siendo de esta forma, las expectativas y proyecciones de inversiones futuras el factor crucial para lograr, por un lado, un crecimiento al cual poder aumentar la carga tributaria, y por el otro un crecimiento que permita aumentar la recaudación tributaria (no la carga impositiva) gracias a la mayor utilidad que generen las entidades económicas.

De esta manera, surge un nuevo elemento para realizar la evaluación de las propuestas.

¿Puede aumentar la inversión con una mayor carga tributaria? La respuesta la dio Adam Smith en el Siglo XVIII cuando señaló que los latifundistas compraban terrenos en países donde los impuestos que gravan la tierra son bajos.

Por otro lado, el bajar 10% la carga tributaria es un antecedente que permite afirmar que la utilidad neta después de rebajar los impuestos de los futuros proyectos aumentará en un 10%, elevando de esta forma la tasa de ahorro-inversión, lo que redundaría en un impulso al crecimiento.

Además de lo anterior, las perspectivas de inversión se ven afectadas por la inestabilidad política, aspecto fuertemente influenciado por las acciones la Convención Constituyente, aunque morigerada un poco por la conformación del Senado que resultó hace una semana; los anuncios de expropiación de empresas o de ciertas fuentes productivas; la violencia en la Araucanía entre otros factores. Estos elementos, que empíricamente afectan la inversión, deben ser consideradas en los programas de gobiernos de ambos candidatos y dejo a la evaluación de cada uno de ustedes, en qué manera son eficientes en esas materias.

En conclusión, existen parámetros objetivos para evaluar las dos posturas que sobrevivieron a la primera vuelta electoral, que permitirán mover la balanza para el lado que el sentido común y la evaluación racional pueden propiciar, sin caer en la diatriba política que termina ser visceral y que nubla cualquier elección provechosa para nuestro país.


Prof. Germán R.Pinto Perry

Director Magíster en Planificación y Gestión Tributaria

Universidad de Santiago

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