​COVID-19: Llegó el momento de tomar decisiones

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Rafael Martu00ednez

No todo es Covid, pero el virus está dominando toda nuestra vida. En los hospitales y clínicas seguimos teniendo pacientes con condiciones que se agravan y que no se pueden atender adecuadamente. Pacientes con dolor, sufriendo, que se deterioran día a día. A febrero del 2021 había una lista de espera de más de 283.000 pacientes esperando por una cirugía, muchas de ellas retrasadas por la restricción sanitaria de operar sólo aquellas condiciones que pusieran en serio riesgo la vida o la funcionalidad del paciente durante aprox 3 meses el año 2020 (indicación totalmente entendible); a modo de ejemplo en 7 meses aumentaron en 20.000 las intervenciones pendientes aumentando el tiempo promedio de espera de 348 a 525 días. Cuando se estaba empezando a dar respuesta a estos pacientes mediante acuerdos público/privados, la pandemia volvió a golpearnos con toda su crudeza y se suspendieron sus tratamientos una vez más. La asociación de isapres ha determinado que se suspendieron 50.000 cirugías con costos actuales calculados de $100.000 millones. Y las licencias médicas de estos pacientes? Pacientes que no están en condiciones de reintegrarse a sus trabajos y siguen recibiendo su sueldo (derecho consagrado por la legislación) a cuenta de Isapres o Fonasa, generando un déficit relevante para otras acciones. El 1er trimestre del 2021 hubo 290.000 licencias por patologías no Covid en comparación con el mismo periodo del 2020 y una prolongación de los tiempos de reposo de 22% en promedio. Y qué pasará con esos pacientes cuando se recuperen y deban volver a sus trabajos? Muchos de ellos pasarán a engrosar las listas de desempleados ya que sus empresas los reemplazaron para poder seguir produciendo (según les han permitido las restricciones sanitarias). No todo es Covid, tenemos más enfermos que deben ser atendidos.

Llegó el momento de tomar decisiones. Si hoy en el Aeropuerto Pudahuel chocara un Avión con 300 personas estaríamos todos impactados, pensando en el sufrimiento de los fallecidos y sus familias, consternación nacional. La semana pasada en Chile murieron 775 personas, más de 2 aviones completos de personas que podrían no haber muerto si existiera conciencia y solidaridad social y no estuviéramos en fiestas clandestinas, malls, Fantasilandia, etc. En el último periodo eleccionario la ciudadanía dejó claramente establecida su elección por proyectos comprometidos con el bien común por sobre el beneficio individual, pero a la hora de demostrar en la práctica que estamos dispuestos a renunciar temporalmente a espacios de diversión o libertad personal por un bien mayor hemos fallado como sociedad. Si seguimos comportándonos como una sociedad infantilizada incapaz de mantener cuidados mínimos sanitarios, debemos confiar en tener una clase dirigente que esté dispuesta a tomar las medidas necesarias, medidas que tomaron países como Italia cuando los pacientes morían en sus casas. Medidas como las de Francia para evitar el colapso de su sistema sanitario con un toque de queda y cuarentena estrictas o como Alemania que está preparando lo necesario para hacer frente a una 3era ola con cambios legales que les permitan decretar un real confinamiento total a nivel Federal.

La justificación, real y entendible, para que las cuarentenas fueran fútiles y la movilidad apenas bajará es que las familias necesitan salir a trabajar para comer incluso arriesgando la salud, “muero de Covid o muero de hambre” se ha escuchado muchas veces. Con los “mínimos comunes” y la aprobación del IFE Universal esa justificación podrá ser obviada temporalmente. Con esos recursos ¿no podemos quedarnos 2 semanas enclaustrados? Una cuarentena real, corta, que disminuya realmente la movilidad. Habrá sentido de realidad de que las camas críticas se acaban y que cualquiera puede contagiarse mañana y morir porque la calidad de la atención no se puede garantizar en un sistema al límite? Habrá autoridad para atreverse a suspender los pase de movilidad, bandas horarios de deporte, de sacar a los animales, etc. (aunque no sea popular) y sacar nuevamente a las policías y militares (que hace meses no se ven en las calles pese al estado de excepción constitucional) a fiscalizar y detener la circulación? Habrá voluntad para hacer llegar rápidamente los recursos a las familias que lo necesiten para protegerlos, en algunas ocasiones incluso de ellos mismos, ya que son ellos los que mayores tasas de contagio tienen?. Necesitamos detener la circulación viral, bajar el R0 y evitar que sigan estrellándose 2 aviones de chilenos a la semana por Covid.

No todo es Covid, pero el virus está matándonos a todos: a algunos en UCIs intubados, a otros pacientes por qué no tenemos capacidad de atenderlos, a los padres y niños con clases online, a las empresas con restricciones intermedias que generan falta de trabajo y quiebra de empresas, etc. A todo un país emocionalmente. Creo que llegó el momento de tomar las decisiones reales.


Rafael Martínez, MD-PhD

Profesor Asociado, Facultad de Medicina, Universidad Finis Terrae

IG: @martineztraumatologo

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