Los programas de recuperación económica que se han estado estableciendo parte del supuesto de que solo los productores existen, desde los productores individuales, los independientes y las micro empresas hasta las más grande.. No queda ninguna actividad empresarial fuera. Ni siquiera los vendedores ambulantes son beneficiados. Estos programas partes del supuesto irreal de que la oferta de productos será consumida por las personas bajo cualquiera circunstancia porque deben sobrevivir aun con coronavirus a cuesta.
Así, se otorgarán créditos para que la oferta continúa presente y para aquellas que estaban por morir, renacerán con nuevos créditos, con plazos e intereses generosos y con aval del estado cuando las garantías no sean suficiente. Es por ello que, al estar exento de riesgos de no pago, los bancos acatarán la condición del aval estatal. Cero tasa de interés.
Según SII en 2018 había del orden de 1.271.895 empresas. 231.181pymes y 1.025.629 microempresas podrán acogerse a los nuevos beneficios crediticios, con un adecuado período de gracia para continuar con un período de amortización que puede llegar a 4 años y con tasa de interés cero. Dinero gratis.
Los créditos comerciales a la producción constituyen el 54.8 % del total y sus tasas de interés nominales anuales van desde el 4,1 % al 6.57% según las características, sus garantías, riesgos y el cariño a los clientes. En el caso de los programas, un gran amor por el estado que será el deudor a última instancia, sin reparar que quien será el verdadero pagador son las personas en su calidad de propietario últimos del capital y de los servicios del trabajo. Es Moya.
Los créditos garantizados con la hipoteca sobre la vivienda representan el 29% % del total y los créditos de consumo (compras a plazo, uso de tarjeta de crédito, línea de sobregiro) el 11 %. Pero no existen para el gobierno, puesto que nada se ha dispuesto para ir en auxilio de las personas deudoras que han quedado desocupadas o perdieron sus negocios el estallido de fines de años. Es posible que la tasa de desocupación aumente fuertemente desde el 7, 4 % en septiembre del años pasado, a 15 o más en los próximos meses. Solo la semana pasada hubo cerca de 350.000 personas que perdieron su trabajo, aun cuando la nueva ley impide el despido. Temporalmente estarán desocupadas, sin percibir ingresos, excepto las contribuciones sociales que el empleador deberá continuar depositando en los organismos pertinentes.
El gobierno dirá que existen los bonos, el bono coronavirus, el bono de cesantía (cuyo titular es el trabajador y no el estado), y quizá cuantos mas. Cabe señalar que de la cincuentena de subsidios a las personas que existen fueron creados con anterioridad a octubre y a la pandemia.
Las personas, directa o indirectamente son contribuyentes tributarios tanto de impuestos directos como de todos lo impuestos indirectos. De ahí que cause extrañeza que no solo el gobierno, sino también los desprestigiados políticos, nada han propuesto para aliviar la hecatombe de desocupados.
Con la misma lógica y argumentos para justificar la ayuda financiera diseñada para la producción debiera utilizarse para apoyar a las personas que por diferentes razones, principalmente, pérdida o disminución significativa de sus ingresos, se verán en la imposibilidad de pagar sus deudas con los bancos. No se trata de salir a la calle a repartir billetes, sino que puedan postergar el pago de sus deudas y con cero tasa de interés, por un plazo análogo al que se les está dando a la producción y sin que los acreedores, los bancos, acudan en bandada a los tribunales, ejecutar las garantías, cuando las hay, señalándolas con el dedo del Dicom
¿Cuan alto es el riesgo?
La morosidad, créditos impagos hasta 90 días del vencimiento, representa 0.86 % de las colocaciones siendo principalmente créditos comerciales y que obligan a los bancos a constituir provisiones para el evento de que sean incobrables, provisionando el equivalente al 1.82 % de esa cartera. En el caso de los créditos a personas los bancos provisionan 2,5 % de los créditos vigentes, lo que indica que las personas no son mas riesgosas que las empresas como se suele creer.
En cambio, las tasas a los créditos a la producción, van del 4,1 % al 6.6 % nominal. Anual. Con una inflación del orden del 3,5 % , las tasas reales serán del 0.5 % al 3.0 % y con los nuevos financiamientos diseñados por el gobierno, la tasa real de interés de estos nuevos créditos y de los reprogramados que se acojan a las nuevas normas será de 0 real. En cambio, las tasas a los créditos a las personas, diferente de los créditos hipotecarios, van desde el 12 % al 21.4 % nominales o 8.2% al 17.3% esto es 6 a 7veces superiores a las tasas cobradas a la producción.
A juzgar por los índices de morosidad y castigos, no hay una proporcionalidad en las tasas como las señaladas, lo que indica que la banca se comporta como un mercado monopólico, incluyendo el Bancoestado.
La presente situación y las perspectiva para este año está afectando tanto al sector de la producción como las personas. Las empresas colapsan, quiebran o entran en cesación de pagos. De acuerdo a la reciente ley, no podrán despedir a su personal, solo transitoriamente suspender el pago de remuneraciones, excepto las contribuciones sociales que deben pagar a las instituciones de seguridad social. Por lo tanto, los desempleados y a quienes se les ha reducido la remuneración, enfrentarán también un problema de insolvencia respecto de sus deudas con los bancos.
No es ni justo ni equitativo ni eficiente económicamente que el estado solo lance salvavidas a las empresas. Hay que recordar que son las persona naturales las que votan, no las empresas .
Javier Fuenzalida A.