El reciente informe del Banco Central sobre el PIB Regional muestra claras diferencias en el crecimiento económico del país. Mientras regiones como Antofagasta y Tarapacá crecen a tasas de 9,1%, La Araucanía apenas logra una expansión del 1,2% en el segundo trimestre. Este leve crecimiento fue impulsado por el sector servicios, principalmente el transporte, y complementado por la industria manufacturera alimentaria y el comercio. Sin embargo, persisten problemas estructurales, como la baja diversificación productiva y el débil consumo de bienes no durables, particularmente en alimentos y combustibles (IMACEC 2024).
Tras los últimos datos de crecimiento del país, se ha comenzado a percibir un exitismo económico por parte del gobierno, como si con lo que hemos visto hasta ahora bastara y estuviéramos listos para resolver el siguiente problema. Esto, es muy peligroso, ya que dormirse en los laureles en materia económica ha demostrado ser fatal para los países que buscan prosperar.
El impacto laboral en las universidades chilenas se extiende más allá de la mera ejecución de tareas y responsabilidades. El bienestar de los empleados y su nivel de satisfacción tienen una influencia directa en la productividad y la calidad del trabajo. En el caso de las universidades, donde la enseñanza y la investigación son piedras angulares, el efecto se refleja en la experiencia educativa de los estudiantes y en la capacidad de las instituciones para atraer y retener a profesionales altamente calificados.