Entre las razones de la reticencia de los negocios familiares a las nuevas tecnologías podemos encontrar factores como el temor a ciberataques, temas legales o el mal uso que puede darse, por ejemplo, con la difusión de información falsa.
El análisis de LLYC revela que apenas un 30% de las empresas familiares son reconocidas como tales por sus clientes o usuarios. Estos datos muestran un desconocimiento de las audiencias sobre el componente “familiar” de la empresa, debilidad que implica que los atributos de estas compañías no sean valorados.
Sorprendentemente, al trabajar con empresas familiares, uno se encuentra con fuertes auto-críticas y quejas por parte de los integrantes de las familias empresarias, destacando “lo feo” de la convivencia empresarial-familiar.
La realidad legislativa en Chile no contempla una exención de este tributo para empresas familiares productivas. La mayoría de las compañías mantienen sus recursos invertidos en activos destinados a la producción. La falta de liquidez para el pago del impuesto implica muchas veces poner en riesgo su productividad y los empleos, señaló Christian Blanche de Tax Advisors en el foro organizado por Familias Empresarias de Chile, FEC.