Luis Riveros



Luis Riveros

A inicios de Agosto del año 2016, ESTRATEGIA publicó la columna que se presenta más abajo. Hace TRES AÑOS ATRÁS se había advertido sobre la crisis en ciernes tanto política como social; simplemente no fue considerada por los estamentos políticos, incluso durante el período de la última campaña Presidencial. Lo grave es que esto pone en evidencia que las opiniones independientes, de académicos u observadores de nuestra realidad nacional, no son siquiera consideradas en los ámbitos en que se toman las decisiones. 

El estallido ha sido social en sus fundamentos más esenciales, pero también lo ha sido en lo político y lo emocional. Con lo último me refiero al sentimiento de abandono que expresa gran parte de la población que protesta,

Chile parece haberse descubierto a sí mismo en estos días. Una gran proporción de la población descubre problemas que, no obstante haber estado siempre presentes, ahora adquieren una magnitud real y tangible merced a las multitudinarias protestas.

Chile sufre una grave y prolongada crisis. Unos la vinculan sólo al ámbito político, otros la reconocemos además en otras dimensiones: valórica, social, institucional, de confianza.

La explosión social que hemos vivido en estos días fue inesperada, pero surgió de una tensión acumulada hace ya mucho tiempo en nuestra sociedad. Ha sido producto de las desigualdades y de la evidente falla de nuestro sistema político para ser un real espejo de las necesidades ciudadanas.

Ha causado comentarios en redes sociales el caso de la estudiante de la Universidad de Chile que fue agredida por sus compañeros bajo el argumento de ser ella una persona de derecha. Esto muestra el progresivo avance que tiene la crisis de nuestro sistema público de educación en el campo valórico y político.

En la tradición republicana los partidos políticos representaron corrientes de pensamiento que sostenían postulados sobre la sociedad y su cambio, pero que nunca imponían un rígido marco ideológico a toda discusión sobre política pública.

Es cada vez más evidente la necesidad de una formación superior de índole transversal disciplinariamente. En el pasado, las universidades cultivaron una estricta separación disciplinaria para potenciar .su organización e incentivar el intercambio de ideas provenientes de los distintos campos

El problema climático se ha transformado en una poderosa herramienta política sobre la base de su innegable trascendencia en el contexto del largo plazo.

La ciudadanía vive momentos de desconcierto en medio de su mala evaluación de las instituciones del Estado y de su deplorable apreciación del desempeño de políticos, partidos y alianzas diversas, poniendo en cuestionamiento las bases mismas de la democracia.