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Javier Fuenzalida A. |
La opinión pública, por no decir todo el país, hace mucho tiempo que viene reclamando por los gastos inútiles del estado o por el mal uso de los recursos que los contribuyentes le entregan al estado.
El reciente informe del INDH sobre los sucesos de octubre y noviembre del año pasado es raro. Si hubiéramos estado en otro hemisferio no entenderíamos por qué razón la fuerza pública actuó de manera como lo hizo (con violencia desmesurada según el instituto) con los concurrentes de una manifestación del 18 de octubre tan pacífica como una procesión a la virgen del Carmen.
El estatismo no cede y la burocracia es imbatible. Ayer parlamentarios propusieron politizar la mesa del coronavirus pidiendo que los incorporen ¿Para qué? ¿habrán descubierto una vacuna? No, lo que quieren es figuración.
En el caso de los créditos a personas los bancos provisionan 2,5 % de los créditos vigentes, lo que indica que las personas no son mas riesgosas que las empresas como se suele creer.En cambio, las tasas a los créditos a la producción, van del 4,1 % al 6.6 % nominal.
Entre el 18 Oct y la epidemia de coronavirus que nos azota, el estado se encuentra implementando una serie de beneficios para miles de personas en forma reparatoria o para auxiliarlas.
No se trata de Violeta Parra, sino anterior. Circula una proposición para permitir que el Banco Central compre bonos emitidos por el Estado. Con estos falsos recursos se podrían financiar los programas urgentes originado por el estallido social de octubre pasado y por la Coronavirus.
En 1981 surgió la radio Beethoven de la que muchos hemos sido fieles auditores diariamente. No solo se trasmitía música “clásica” sino que daba espacios a otros géneros como el jazz y otros géneros populares o folclóricos cuyas unas de sus características era la erudición de sus conductores.
Hace ocho años atrás, Daron Acemoglu y James Robinson publicaron uno de los libros más importantes de la ciencia política: “Por Que Fracasan los Países”, en que analizan el origen del poder, la prosperidad y la pobreza. A fines del año pasado, publicaron otro importante libro: “El Pasillo Estrecho”, un examen sobre la fragilidad de la democracia, la relación entre la sociedad civil y el estado, abarcando desde la Grecia antigua hasta el presente.
Para los políticos no hay nada mejor y más fácil que resolver los problemas subiendo impuestos y usar la burocracia en provecho propio, sin contar con los discursos vacíos y mentirosos. Es un fenómeno universal que en Chile se viene acentuando cada vez más.
En 2008 las Isapres decidieron unilateralmente reajustar los planes de salud de sus afiliados, dando origen a los primeros recursos de protección presentados por los cotizantes ante las cortes de apelaciones, argumentando un trato monopólico de parte de las isapres, caracterizado por un mercado sin libertad de entrada de hecho (aunque la ley lo permite), la categoría de cotizantes cautivos definidos en la propia ley (personas que no pueden cambiarse porque otras no los aceptan por diversas razones, entre otras las prexistencia de enfermedades) y la arbitrariedad en la fijación de los precios de los planes basados en una tabla de factores que discriminan por sexo y tramos de edad. Hoy además, tales criterios excluyen a las personas transexuales.