La osteoporosis es una enfermedad silenciosa que debilita los huesos, aumentando el riesgo de fracturas. En Chile, se estima que alrededor de 1,1 a 1,3 millones de personas mayores de 50 años podrían padecerla, lo que equivale a cerca del 22 % de esa población. Su prevalencia es mayor en mujeres postmenopáusicas, debido a los cambios hormonales que aceleran la pérdida de masa ósea.
La osteoporosis avanza de forma lenta y sin síntomas, y suele diagnosticarse sólo después de una fractura. Sin embargo, en los últimos años diversas investigaciones han evidenciado el potencial rol protector del Omega-3 —presente en pescados como el jurel, la sardina o la reineta— en la salud ósea.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha reconocido oficialmente los beneficios del Omega-3, destacando el papel del EPA (ácido eicosapentaenoico) y el DHA (ácido docosahexaenoico) en el mantenimiento de una función cardíaca normal, además de sus efectos positivos en el metabolismo óseo y la modulación de procesos inflamatorios.
En ese sentido, el presidente de la Corporación para la promoción del consumo de productos del mar, ProPescado, y de la Sociedad Nacional de Pesca, Sonapesca, Felipe Sandoval, advirtió que “Chile pese a ser un país con una extensa costa y con una elevada producción pesquera, el consumo per cápita de pescado en el país sigue siendo bajo. Según las últimas cifras del IFOP, los chilenos ingieren en promedio 15,8 kilos de estos alimentos al año, por debajo de los 20 recomendados”.
Desde el gremio destacan la importancia de aumentar el consumo de pescado como una estrategia para mejorar la salud pública. "El pescado es una fuente natural y accesible de Omega-3, un nutriente esencial para la salud ósea. Promover su consumo no solo beneficia a la población en términos de nutrición, sino que también impulsa la economía local y la sostenibilidad de nuestras costas", sostuvo Sandoval.
Por su parte, Nataly Gutiérrez, nutricionista y presidenta de la Fundación Ruta Saludable, agregó que el consumo regular de alimentos marinos “es necesario en todas las etapas del ciclo vital, desde el desarrollo neurológico fetal hasta la protección cardiovascular y cerebral en la adultez”.
“Algunos estudios epidemiológicos sugieren una relación favorable entre una dieta rica en pescados y mariscos y una mejor salud ósea. Los ácidos grasos Omega-3 modulan la actividad de las células del hueso —osteoclastos y osteoblastos— fortaleciendo su estructura. Además, actúan como coadyuvantes en procesos inflamatorios como la artritis o la artrosis, y favorecen el metabolismo del calcio, siempre que exista un adecuado nivel de vitamina D”, precisó Gutiérrez.