Sr. Director,
Es preocupante la tendencia actual de la política a regular aspectos tecnológicos que desconoce profundamente, buscando una suerte de “terceras vías” sobre materias que distan aún de grandes consensos. La irrupción de la inteligencia artificial ha despertado temores legítimos; sin embargo, pretender controlar aquello que ni siquiera comprenden las grandes desarrolladoras de esta solo exacerba esta desconfianza. La sobrerregulación, lejos de protegernos, suele asfixiar la creatividad y la capacidad de adaptación, especialmente en emprendedores y pequeñas empresas, quienes podrían verse muy beneficiados por la IA. Mientras tanto, las grandes corporaciones por un lado y el cibercrimen por otro, con recursos y know-how, mantienen su ventaja.
En Argentina, voces parlamentarias declaran que "la verdad, de inteligencia artificial no sé nada, pero algo hay que regular". En Chile se han registrado jornadas con baja asistencia de diputados en discusiones clave del Boletín 16821-19, lo que revela un triste desinterés, o mero desconocimiento.
Regular a ciegas es ceder nuestra libertad individual y restringir derechos bajo la promesa de una supuesta seguridad que pocas veces se concreta. Tomar decisiones desde la ignorancia técnica solo engendra marcos legales ineficaces y contrarios a la innovación, alejando a la sociedad de los avances y perpetuando la brecha tecnológica.
Fernando Roa,
Agentica Systems