Señor Director:
Durante Fiestas Patrias se disparan las compras digitales, y con ellas, los fraudes. Las tarjetas de débito se convierten en blanco fácil para los ciberdelincuentes, que aprovechan el relajo, las redes sociales y los canales informales para robar datos y vaciar cuentas en minutos. Basta con hacer clic en una promoción falsa o transferir a un vendedor en Marketplace para quedar expuesto.
El problema no es solo técnico. También es cultural. Muchas personas aún comparten claves, usan wifi pública para hacer transferencias o no denuncian por vergüenza. En ciberseguridad, la mayoría de los ataques no requiere vulnerar sistemas: basta con que alguien confíe donde no debe.
Proteger las tarjetas no debiera ser una reacción después del fraude, sino parte del hábito digital cotidiano. Este septiembre, la invitación es simple: celebrar, pero con conciencia. Porque nadie quiere terminar las fiestas explicándole al banco una transferencia que se pudo evitar.
Lucas de SouzaDirector del laboratorio de innovación de Kuvasz Solutions