Señor Director:
La industria extractiva atraviesa un punto de inflexión que exige un cambio de paradigma en la formación del capital humano para enfrentar los desafíos de la minería 4.0. Con la automatización y el auge de la inteligencia artificial, el sector requiere profesionales con competencias que van mucho más allá de la operación tradicional: desde robótica y mantenimiento predictivo hasta sostenibilidad y energías renovables. En este contexto, la formación dual se presenta como una solución estratégica.
La educación técnica dual, al integrar la enseñanza académica con la experiencia práctica en entornos laborales reales, responde de manera directa a estas necesidades. Su carácter colaborativo, que involucra al sector productivo en el diseño de las mallas curriculares, garantiza contenidos alineados con las demandas del mercado. Al mismo tiempo, los estudiantes aplican sus conocimientos desde el inicio en un contexto productivo, lo que les permite familiarizarse con tecnologías y protocolos y acortar su curva de aprendizaje, convirtiéndose en profesionales productivos con mayor rapidez.
Este modelo no solo fortalece a los futuros profesionales, sino que también dinamiza la economía, aporta valor a las empresas al anticipar los desafíos del mercado laboral y contribuye a la sostenibilidad del negocio en el largo plazo. No obstante, para que sea realmente exitoso, se requiere un compromiso decidido del sector privado, que debe asumir la formación dual no solo como responsabilidad social, sino como una inversión estratégica en las nuevas generaciones.
Si Chile aspira a mantener su liderazgo en minería, potenciar habilidades en nuestros talentos es un eslabón fundamental. La educación dual es la herramienta que permitirá preparar a las próximas generaciones para liderar la transformación digital y sostenible del sector.
Carola Espinoza
Directora del Centro de Formación Komatsu Cummins
