Actualmente, el panorama hídrico en Chile continúa siendo crítico. Sin embargo, también es fértil en innovación colaborativa. La cosecha de agua, proveniente de las lluvias, la niebla, o descargas de aguas grises; ha surgido como una respuesta local con alto potencial, sobre todo en áreas rurales y semi áridas donde el acceso al recurso hídrico es limitado.
De acuerdo con el Centro de Recursos Hídricos para la Agricultura y la Minería CRHIAM, dicha práctica permite diversificar la matriz hídrica, pero aún carece de una institucionalidad robusta. La calidad del agua cosechada depende de múltiples factores: superficie de captación, contaminación atmosférica, tipo de almacenamiento y uso previsto.
A raíz de lo anterior, se sugiere su implementación para usos que no requieren de agua potable tales como riego o sanitarios, aunque existen experiencias en Chile en que estas aguas, con el adecuado tratamiento, alcanzan estándares de potabilización y tienen Resolución Sanitaria otorgada por el Ministerio de Salud.
En Chile, se han impulsado diversos proyectos de este tipo, entre los cuales se encuentran "Conectando Aguas", un plan de regeneración ecológica impulsado en el parque La Reserva de Peñablanca, en la Región de Valparaíso, proyecto apoyado por el Fondo Común de Fundación Lepe desde 2023. Su enfoque principal es restaurar el equilibrio hídrico de la zona a través de tecnologías apropiadas y el trabajo colaborativo.
Conforme a Andrés Aravena, integrante de la agrupación Restauración Ecológica Villa Alemana, gracias al uso de Water Boxes (bolsas de agua) se han plantado 800 árboles nativos que ya no dependen del riego manual, permitiéndonos destinar nuestra capacidad de agua a nuevos sectores del parque.
Es importante destacar la experiencia de la Fundación Un Alto en el Desierto, que desde 2005 ha trabajado por una cultura del agua en el norte chico de Chile, y que fue una de las iniciativas seleccionadas por el Fondo Común de Fundación Lepe en 2019.
Esta organización ha desarrollado un modelo de cosecha múltiple que incluye la recolección de aguas de niebla y rocío con atrapanieblas. Su implementación en escuelas de la Región de Coquimbo ha permitido un ahorro anual de más de 360.000 litros de agua por establecimiento.
Las iniciativas comunitarias que integran soluciones basadas en la naturaleza, articulando saberes tradicionales, innovación técnica y compromiso territorial, están demostrando que es posible enfrentar la crisis hídrica desde lo local.
Carolina Peña,
Coordinadora de Fondo Común, de Fundación Lepe