Un documento de la IFPMA defiende invertir en la prevención y el control de las ENT reportará grandes beneficios tanto a las sociedades como a las economías.
Las enfermedades no transmisibles (ENT) suponen una carga significativa y creciente para los sistemas sanitarios y la sociedad en su conjunto. En la actualidad, se calcula que una de cada tres personas en el mundo padece una ENT, lo que supone una enorme carga para los sistemas sanitarios y reduce la productividad de los trabajadores. Además de ello, las ENT causan tres cuartas partes de las muertes en el mundo y cuestan a las economías más de 1.840 millones de euros al año, pero se prevé que su impacto financiero mundial alcance los 43.240 millones de euros en 2030.
Según un informe realizado por la patronal de la industria farmacéutica mundial, IFPMA, los argumentos a favor de la prevención y el control integrados de las ENT nunca han sido “tan poderosos”. En este sentido, el documento defiende que en medio de las crecientes restricciones fiscales, el envejecimiento de la población, la escasez de mano de obra y el impacto a largo plazo de la COVID-19, invertir en la prevención y el control de las ENT reportará grandes beneficios tanto a las sociedades como a las economías.
A continuación, menciona que la inmunización en adultos es eficaz pero infrautilizada, ya que ayuda a proteger a las personas que viven con ENT, en particular contra infecciones respiratorias comunes como la COVID-19, la gripe estacional, la enfermedad neumocócica y el virus respiratorio sincitial (VRS). “Estas infecciones pueden agravar enfermedades crónicas, desencadenar complicaciones y provocar hospitalizaciones prevenibles y la muerte”, certifica. Por tanto, admite que las vacunas contra estas enfermedades a las personas que viven con ENT es una forma práctica y basada en pruebas de proteger a la población y reducir la presión sobre el sistema sanitario, tanto a corto plazo -durante los picos estacionales de infección- como a largo plazo, a medida que la población envejece y aumentan las ENT.
Cuatro prioridades
Por todo ello, la IFPMA identifica cuatro prioridades políticas clave con el objetivo de proteger vidas, reforzar los sistemas sanitarios y contribuir a contener los costes crecientes asociados a las enfermedades no transmisibles (ENT). En primer lugar, destaca la importancia de permitir la innovación, situando la inmunización en el centro de la atención esencial de las ENT. Para ello, propone encontrar formas novedosas de integrar la vacunación en las vías de atención, incluir la inmunización contra infecciones respiratorias en las estrategias nacionales y en los paquetes de servicios esenciales vinculados a la cobertura sanitaria universal (CSU), y apoyar el acceso de los adultos a los programas de inmunización mediante modelos innovadores de divulgación y prestación.
La segunda prioridad identificada es movilizar la inversión, dando prioridad a una inversión basada en datos en la inmunización de adultos, especialmente para personas que viven con ENT. La organización subraya la necesidad de garantizar una asignación eficiente de los presupuestos de prevención existentes, con el fin de ampliar el acceso a vacunas que ayudan a prevenir complicaciones, evitar hospitalizaciones, limitar la pérdida de productividad y proteger a las poblaciones vulnerables, al mismo tiempo que se refuerza la eficiencia y la resiliencia del sistema sanitario.
En tercer lugar, la IFPMA propone impulsar la aplicación. Esto incluye sensibilizar a las personas con ENT sobre la importancia de la inmunización mediante información clara y fiable, preparar a los profesionales sanitarios para que actúen como defensores de la vacunación con mensajes coherentes y proactivos en cada interacción, y garantizar el acceso a la inmunización para quienes viven con estas enfermedades.
Por último, destaca la necesidad de garantizar la rendición de cuentas, estableciendo una buena gobernanza de los programas de inmunización que asegure su disponibilidad, asequibilidad, accesibilidad y aceptabilidad. La IFPMA recomienda incorporar indicadores sobre inmunización en los marcos nacionales de las ENT para seguir el progreso de la cobertura en estas poblaciones. Asimismo, subraya la importancia de recopilar datos a través de sistemas integrados de información sobre inmunización para supervisar, evaluar, analizar y aprender del diseño y ejecución de los programas, y de facilitar el intercambio de datos entre todos los niveles de atención, incluidos farmacéuticos y proveedores de atención primaria, para apoyar una administración y seguimiento coordinados.
Para finalizar, el informe señala que el envejecimiento de la población, la urbanización, el sedentarismo, la mala alimentación y la exposición a toxinas y contaminantes están aumentando las tasas de estas enfermedades crónicas, generando así enormes costes sociales y económicos.
Sin embargo, especifica que a pesar de los beneficios de las vacunas, las barreras sistémicas impiden que muchas personas que viven con ENT las reciban. “Algunas personas pueden no ser elegibles para las inmunizaciones financiadas con fondos públicos, lo que conduce a desigualdades en el acceso. Cuando las personas que viven con ENT cumplen los requisitos, es posible que no reciban las vacunas si no son conscientes de los beneficios que pueden aportar o no pueden acceder a ellas convenientemente. Además, la falta de seguimiento significa que los responsables políticos y de la toma de decisiones pueden no entender cómo mejorar los programas de inmunización para las personas que viven con ENT”, abunda.