Industrialización de la producción agrícola

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Felix Pilay

La industrialización en la producción agrícola es definitivamente una estrategia decisiva para fortalecer la competitividad, sostenibilidad y rentabilidad en la economía campesina como la de Ecuador. Más aún cuando el país tiene una base histórica agrícola muy rica en diversidad y un enorme potencial que se traduce en millones de hectáreas de tierra altamente productivas, y que muchas veces no son cultivadas de manera apropiada, producto del abandono que sufren los productores por las entidades gubernamentales y por el gobierno central.


A través de los años la industrialización de la producción agrícola ha sido un motor para el desarrollo económico y la seguridad alimentaria en el mundo. La experiencia sobre esta temática es muy rica y ofrece lecciones valiosas para que un país pueda implementarlas si ha decidido dejar de ser un productor y exportador de materias prima agrícolas y transformarse en un país productor y transformador de las materias primas en productos terminados, elaborados o industrializados.


Ecuador tiene un reto, la oportunidad de avanzar hacia un futuro próspero, ahora más que nunca con una diversificación en la producción y esta tendrá lugar iniciando un proceso de transformación de su sector agrícola y agropecuario en un motor del desarrollo económico y que, con ello, no solo se logre el desarrollo interno, sino que también se fortalezca su posición como exportador de productos industrializados en los mercados internacionales.


En todo el mundo existen experiencias de como las naciones han abordado esta temática desarrollista, por tanto, no se trata de inventar, en este documento se abordarán iniciativas, desafíos y mejores prácticas que le han realizado los países que decidieron entrar en la modernidad y que les ha dado resultados positivos y que muy bien podrían servir como guía para impulsar en el Ecuador una agresiva modernización e industrialización de la producción agrícola.


Si no se inicia por la modernización tecnológica, alcanzar la industrialización del campo se vuelve una tarea imposible, una vez que se ha detectado que, en Ecuador, existen todavía muchos agricultores que aún dependen de métodos tradicionales (arcaicos) que limitan la eficiencia y la producción. Para ello es fundamental una política pública clara que, de cabida y enarbole la introducción de maquinaria avanzada, como sistemas de riego inteligentes y tecnologías de cultivo de precisión para con ello, lograr aumentar significativamente el rendimiento por hectárea y reducir costos.


Además, un proceso agresivo de acompañamiento en todo el proceso productivo, por parte de técnicos en la rama, financiado por la entidad estatal responsable del manejo agrícola y de la soberanía alimentaria. Al mismo tiempo, debe ser una política de Estado, destinar ingente cantidad de recursos económicos para la inversión en investigación para el desarrollo y creación de nuevas variedades de cultivo que puedan hacerle frente a eventuales enfermedades y plagas.


La revolución que se propone y que se relaciona con la industrialización del campo, implica que los agricultores puedan tener acceso mediante créditos a largo plazo, con años de gracias y a una tasa de interés a no más del 5%, para que puedan acceder a tecnología de última generación como tractores equipados con GPS, para un cultivo de precisión, de igual manera acceder a drones que realicen el monitoreo de cultivo. Si los líderes políticos en el poder del Estado, tuvieran visión de futuro, deberían adaptar el campo a esta nueva tecnología con lo cual revolucionaría la agricultura ecuatoriana que es muy diversa.


La industrialización del campo, implica además que se cuente con infraestructura adecuada, ya que esta es un pilar esencial, muchas veces resulta que extensas zonas rurales carecen o no cuentan con instalaciones para el almacenamiento y procesamiento de productos agrícolas. Por tanto, es un requisito sine qua non que el Estado emprenda en la construcción de centros de acopio, plantas de procesamiento y redes de transporte para mejorar la distribución y facilitar la comercialización para el consumo interno y para la exportación y con ello, reducir pérdidas post-cosecha.


La capacitación de los productores campesinos, por parte de las entidades gubernamentales es esencial, esta acción es vital para la adopción de nuevas tecnologías y prácticas agrícolas. Programas de educación técnica y formación en gestión agrícola pueden empoderar a los productores del campo para que optimicen sus operaciones y adopten prácticas sostenibles. Es fundamental encontrar un ponto de alianza estratégica con establecimientos de educación superior para que puedan facilitar la transferencia de conocimientos y habilidades.


Hay que resaltar que la industrialización no debe ir en detrimento del medio ambiente. La adopción de prácticas agrícolas sostenibles, como la agricultura de conservación y la gestión integrada de plagas con insumos orgánicos, puede asegurar que la expansión de la producción no comprometa la salud de los consumidores, del suelo y de los recursos naturales. Esto hace necesario que las entidades responsables del ambiente, gestionen una adecuada utilización en la producción agrícola de los fertilizantes y pesticidas para garantizar un reducido impacto ambiental y mejorar la sostenibilidad en el tiempo.


Ecuador debe iniciar un proceso de modernización e innovación del sector agrícola y agropecuario, mediante la introducción de tecnología de punta para asegurar que los productores puedan aumentar su producción por hectáreas; para ello, además y de manera urgente se requiere la implementación de sistemas de regadío inteligente en donde al momento no existen, para asegurar que los productores tengan producción más de una vez al año y no solamente produzcan cuando llueve o es de invierno.


El papel del gobierno es esencial para apoyar la industrialización agrícola. Esto incluye la formulación de políticas públicas que fomenten la inversión en el sector mediante tasas de interés baja que incentiven la inversión, desarrollo de programas de financiamiento para pequeños y medianos productores, la provisión de subsidios, implementación de un seguro agrícola que proteja a los agricultores en el sembrío y hasta la cosecha y además estimule la promoción de la investigación y el desarrollo en el sector agrícola.


Félix S. Pilay Toala

Profesor Universitario

Analista económico y político

Doctor, Economista, Magister en Administración Pública.

Presidente, RED ICALC, (Red de Investigadores Científicos de América Latina y el Caribe)

Pilayfelix071@gmail.com

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