​Los desafíos del “Oro Azul”

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Lorenzo Reyes1 (2)



La urgencia de la crisis climática actual ha impulsado una carrera desenfrenada hacia la adopción de energías renovables y la electrificación de sectores productivos clave. En esta transformación energética, el cobalto, denominado a nivel mundial como “oro azul”, emerge como un recurso imprescindible.


El “oro azul” es esencial para nuestra tecnología actual y venidera. Este metal se utiliza ampliamente para fabricar baterías de ión-litio, que podemos encontrar en vehículos eléctricos, notebooks, teléfonos inteligentes, entre otros. Asimismo, el cobalto tiene aplicaciones aeroespaciales, en defensa y medicina, convirtiéndolo en un elemento indispensable en nuestro camino hacia una sociedad más sostenible y tecnológicamente avanzada. Considerando estas aplicaciones y el avance en la transición energética, se proyecta que su demanda aumentará exponencialmente, situando a Chile, con sus significativos yacimientos y recursos minerales, en una posición de líder global en su producción.


Chile, con un potencial para producir alrededor de 25.000 toneladas anuales de cobalto, se encuentra en una encrucijada estratégica. Su incursión en el mercado del cobalto no solo podría diversificar y enriquecer su matriz productiva minera, sino también posicionarse como un productor ético y sostenible de este metal. Este enfoque, ambientalmente amigable y socialmente responsable, podría atraer a gigantes tecnológicos y automovilísticos en busca de alianzas con proveedores comprometidos con prácticas responsables.


De acuerdo con la Bolsa de Metales de Londres, una tonelada de cobalto tiene un precio de unos 28.000 dólares. Sin embargo, se proyecto que la demanda de este metal aumente el año 2024, alcanzado unos 50.000 dólares por tonelada. Por ello, Chile tiene en sus manos un ingreso potencial de unos 1.250 millones de dólares.


El país tiene una oportunidad histórica con la explotación del “oro azul”, sin embargo, debe establecer con premura una hoja de ruta de explotación que considere el desarrollo económico, medioambiental y social de la industria, definir políticas públicas claras que permitan la atracción de inversiones para extraer el recurso y facilitar la instalación de polos de desarrollo tecnológico que le entreguen valor agregado a esta materia prima, diseñar políticas ambientales que permitan una evaluación expedita de estos proyectos, entre otras.


Chile puede explotar sus recursos naturales de manera sustentable y socialmente responsable, de modo de ser un actor clave en la economía mundial del “oro azul” y liderar la transición hacia energías limpias y tecnologías avanzadas.


Este camino no solo podría redefinir el valor del cobalto sino también el futuro de Chile en el escenario minero global.


Dr. Lorenzo Reyes-Bozo,

Decano Facultad de Ingeniería,

Universidad Autónoma de Chile

europapress