​Combatiendo la Crisis Global de Plásticos: Aceleración de regulaciones, transformaciones y oportunidades

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Daniel Vercelli

La crisis de contaminación por plásticos es real y urgente. Hoy a nivel mundial se producen anualmente más de 430 millones de toneladas, dos tercios de las cuales son de vida corta, generando 230 millones de toneladas de basura, de las cuales 23 millones terminan en el medio ambiente (lo que equivale a casi 44 toneladas por minuto). Este escenario, derivado de nuestro estilo de vida, nos presenta un desafío que va más allá del hecho en sí, contribuyendo al cambio climático con un 3,4% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.


El envasado y empaquetado, responsables del 36% de los plásticos de un solo uso, junto con la agricultura, la pesca y la moda, son fuentes significativas de esta contaminación. Hablando de moda, el 60% de los materiales que se usan para fabricar nuestra ropa son de este material, y con el sólo hecho de lavarla generamos por año medio millón de toneladas de microfibras que llegan al mar, equivalentes a 3.000 millones de camisas de poliéster. Esos microplásticos, fragmentos de hasta 5 mm, provienen de textiles y diversas fuentes que, junto con otros compuestos químicos con los que se fabrican, representan una amenaza para la salud humana y de nuestros ecosistemas.


Ante esta realidad, la comunidad internacional, representada por los Estados Miembros de las Naciones Unidas, acordó poner fin a la contaminación por plásticos en 2022. Actualmente un Comité Intergubernamental de Negociación trabaja en un instrumento jurídicamente vinculante, abordando todo el ciclo de vida del plástico, para concluir a finales de 2024.


Sin embargo, abordar efectivamente esta crisis requiere de un cambio sistémico hacia una economía circular. Los países deben fomentar la innovación, ofrecer incentivos para eliminar plásticos innecesarios y mejorar las infraestructuras de gestión de residuos.


Esta meta no recae únicamente en los gobiernos, ya que las empresas tienen una oportunidad única de liderar el cambio hacia la sostenibilidad. La adopción de la economía circular y una renovación en el diseño de productos pueden convertirse en pilares fundamentales para abordar la contaminación por plásticos. Las compañías pueden reevaluar sus prácticas de envasado, promover la reutilización y reducir la utilización de materiales de un solo uso.


El ciudadano común desempeña un papel vital al cambiar hábitos de consumo y presionar a gobiernos y al sector privado, por lo que también puede contribuir al respaldar aquellas compañías que adoptan prácticas responsables. La presión social se traduce en grandes posibilidades para las empresas comprometidas, creando un ciclo virtuoso donde la sostenibilidad se convierte en un valor comercial.


En resumen, la crisis de contaminación por plásticos no solo plantea desafíos, sino que también presenta oportunidades para la innovación y la adopción de prácticas empresariales más sostenibles. Es hora de que las organizaciones abracen la economía circular y lideren el camino hacia un futuro libre de la sombra tóxica de la contaminación por plásticos. Si la negociación del tratado global legalmente vinculante permite acelerar la regulación a través de políticas públicas e incentivos para la acción y colaboración privada, estaremos dando un gran paso adelante. Y visto desde una perspectiva competitiva, los países y firmas que se anticipen en esta senda, estarán corriendo con ventaja versus los que decidan ir más lento ¿De qué lado hace más sentido estar?


Daniel Vercelli Baladrón, 

Co-fundador y Managing Partner de Manuia

Director de empresas 

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