Eco ansiedad u optimismo frente a la crisis climática

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Daniel Vercelli

El 10 de octubre es el Día de la Salud Mental, creado con el fin de aumentar la conciencia sobre este tema que puede afectar a todo tipo de personas, además de movilizar esfuerzos en torno a un mayor acceso a tratamientos, siempre pensando en el bienestar humano integral.


Y pese a que existen trastornos mentales que conocemos hace décadas, hay otros que surgen a la par de nuevos desafíos globales. Lo vimos hace un par de años con la pandemia y ahora también con la crisis climática, que afecta la vida de miles, no sólo desde el aspecto físico cuando ocurren catástrofes naturales o se registran altas temperaturas, sino que también desde un punto de vista de salud mental.


De hecho, los expertos crearon el concepto de ‘eco ansiedad’ para referirse al impacto emocional del fenómeno climático, el cual se puede reflejar en sentimientos como tristeza, preocupación y desesperanza frente a lo que vive el planeta. Este estado anímico crece especialmente entre las generaciones más jóvenes, que ven en la crisis medioambiental un camino con pocas salidas y les inquieta pensar en el futuro que les tocará enfrentar cuando sean mayores.


Un estudio global dirigido por la Universidad de Bath, y coordinado con otras cinco instituciones, reveló que 4 de cada 10 jóvenes declaró tener dudas sobre si tener hijos o no, a raíz de la emergencia global. El 75% de los encuestados opina que el futuro es aterrador, un 56% considera que la humanidad “ya está condenada” y casi el 60% dijo sentirse preocupado o extremadamente preocupado al respecto.


A nivel local, el sentimiento es similar: Un informe realizado por el Programa de Estudios Sociales de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso a fines de 2019 reveló que el 78,9% de los jóvenes reconoce al cambio climático como un problema “actual”. De ellos, 61,7% considera “necesario garantizar el crecimiento económico respetando también la protección del medioambiente”, frente a un 37,6% que incluso cree que “la protección del medioambiente debería ser más importante que el crecimiento económico”.


Es cierto que existe toda una ola de fenómenos complejos y muy reales que están en la raíz de la llamada “ansiedad climática”, pero como contraparte, existe otra tendencia hacia el optimismo, reflejada en movimientos como ‘outrageous optimism’ o ‘escandaloso optimismo’, que tiene por objetivo visibilizar soluciones y alternativas para reforzar la noción real y concreta de que aún se puede hacer algo para detener los efectos del cambio climático en el planeta y las personas.


La iniciativa, a la que adhieren personalidades como Christiana Figueres (exsecretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas) o Nigel Topping (Champion de Acción Climática de la COP26), es importante en dos sentidos: Primero, porque en vez de caer en la idea del pesimismo y la inmovilidad, propone una serie de soluciones y acciones concretas que todos podemos conocer, implementar y colaborar en expandir. Y segundo, porque si bien existen razones comprensibles para el pesimismo (o la eco ansiedad), corremos el riesgo de que nos dejen exactamente donde estamos. En cambio, ser parte de una comunidad que cree y actúa para crear una diferencia, ayuda también a moderar los sentimientos negativos que trae la ansiedad climática.


La preocupación por el futuro es algo que siempre va a existir, y el impacto de la crisis ambiental en la salud mental de las personas será un tema cada vez más importante de discusión e investigación. Pero si bien esa incertidumbre puede contribuir al estrés y la angustia emocional, también debemos comprender que aún existen opciones, y que históricamente la humanidad ha tenido la capacidad y el ingenio necesarios para afrontar cualquier reto, incluida la crisis climática. Todos tenemos la responsabilidad y la oportunidad histórica de elegir hoy si con nuestras acciones y decisiones queremos ser quienes refuercen aquellos fenómenos que originan la ansiedad climática, o si queremos ser de los que hacen cosas para fomentar un realista optimismo.


Daniel Vercelli Baladrón 

Co-fundador y Managing Partner de Manuia

Director de empresas

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