​Política Nacional del Litio

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Gonzalo islas


A mediados del siglo XIX, Chile era, a gran distancia, el mayor productor de cobre del mundo, representando más de un 30% de la producción mundial. Los impuestos a la exportación del mineral eran la principal fuente de financiamiento del Estado en Chile.


Sin embargo, en un periodo de poco más de 10 años, Chile fue superado por los productores de Michigan y Montana en EE.UU. y pasó a ser un actor secundario en el mercado mundial de cobre. Tendrían que pasar décadas para que Chile recuperara el liderazgo de la producción mundial y el cobre volviera a ser el principal producto de exportación de Chile. ¿Qué llevó a este colapso? Múltiples factores, entre los cuales la ausencia de inversión y políticas, que limitaban el crecimiento de la industria, tuvieron un rol central.


En las últimas semanas hemos visto cifras impresionantes relacionadas con el litio. Las exportaciones chilenas de carbonato de litio aumentaron en un 776% durante 2022, superando los 7700 millones de dólares, situando al litio como el segundo producto de exportación más importante del país, después del cobre. Este auge ha tenido un impacto importante en las arcas fiscales. De acuerdo con las estimaciones del Consejo Fiscal Asesor, los ingresos fiscales asociados al litio superaron los US$ 5 mil millones por la explotación de ese mineral no metálico, equivalentes al 1,6 del PIB.


No obstante, esta mayor recaudación se debe principalmente al aumento del precio, el cual se incrementó en un 259% durante el año y solo en una menor medida al aumento de la producción.  De hecho, en los últimos quince años, Chile pasó de representar casi un 50% de la producción mundial de litio a alrededor de un 30% en 2022.  El aumento en los precios ha activado nuevas inversiones en Bolivia, Argentina e incluso Estados Unidos. Las proyecciones indican que la demanda debería triplicarse antes del fin de esta década.


El Gobierno ha anunciado que en las próximas semanas se presentará una “Política Nacional del Litio” y en repetidas ocasiones se ha insistido en la intención de establecer una “Empresa Nacional del Litio”.  Aún no conocemos los detalles de ambas, pero es imprescindible que no se inhiba la participación del sector privado en nuevas inversiones. Chile tiene ventajas competitivas que deberían llevarlo a mantener un liderazgo en el mercado del litio. Es fundamental que nuestro marco regulatorio contribuya a tal objetivo, para que, más tarde, no tengamos que lamentar las “décadas perdidas” del litio.


Gonzalo Islas

Decano Facultad de Ingeniería y Negocios

Universidad de Las Américas

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