¡Quema lo que has adorado..!

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Luis Riveros

Chile se encuentra sumido en una múltiple y profunda crisis. Una crisis económica, que está dominada por una difícil situación financiera internacional como asimismo por las complejas incidencias que tendrían las anunciadas medidas económicas domésticas, especialmente en vistas a una reforma tributaria. Se dice que Chile será el próximo año uno de los dos países de la región latinoamericana, junto a Haití, que experimentará un crecimiento negativo. Esto unido al aumento del desempleo, la disminución de los salarios reales y una inflación que está golpeando con fuerza a las familias, extiende y profundiza la crisis que se vive. Salir de esto tomará tiempo, y en mucho dependerá de la inversión, actualmente desalentada por temas de seguridad y la amenaza de una reforma tributaria que podrá ser todo, menos un estímulo para arriesgar el capital. El horizonte se ve muy complejo, y no se advierten las políticas públicas que puedan hacerle frente con algún grado de éxito, más allá de los discursos dominados por un alto voluntarismo y una fuerte ideologización.

Pero también se vive una crisis social, marcada por un empeoramiento en la distribución del ingreso y la profundización de los problemas ya advertidos en materia de salud, educación y pensiones. El presupuesto elaborado para el año 2023 no trajo noticias importantes en estos ámbitos, y en el caso de la educación el tema se ve dominado por el recorte de recursos a los colegios bicentenario y por la crisis acumulada que viene manteniendo el sistema de desmunicipalización. Los severos problemas estructurales en la salud pública siguen vigentes, mientras la pobreza se extiende en la misma medida en que aumenta el desempleo y caen los salarios. Hay razones para una inquietud social fundada ahora en temas contingentes, no sólo los aspiracionales. La reforma de pensiones sigue su curso, pero nunca será capaz de abordar en corto plazo los dramas que significan una jubilación paupérrima combinada con las fallas del sistema de salud. Lo peor, sin embargo, en el contexto social, es la delincuencia y el narcotráfico, que amenazan diariamente la vida de miles de personas, especialmente los sectores más populares, y en ausencia de un real empoderamiento de la fuerza pública y la debida severidad de la justicia.

Del mismo modo, se viene profundizando una crisis política de graves proporciones. Por una parte, la crisis de representatividad que viven los partidos políticos, otrora centros de pensamiento y articuladores de acuerdos permanentes para enfrentar las crisis económicas y sociales. Por otra parte, la concentración del trabajo partidario en el tema constitucional que, importante como es, no figura entre las prioridades ciudadanas. Esto es, es un tema que atender, pero sin dejar de lado las otras graves falencias que preocupan a la ciudadanía. La política ha avanzado lo suficiente en el terreno de la descalificación y de la demagogia, como para relegarla a los últimos lugares de la confianza ciudadana. Sin liderazgos creíbles, dialogantes y capaces de construir acuerdos en torno a las materias fundamentales para la ciudadanía, el país se encuentra en medio de una verdadera crisis moral.

Es notable cómo se ha dado que los éxitos que tuvo Chile en los 30 años después de la transición a la democracia, han sido ignorados y hasta descalificados, en lugar de llamar a repetirlos y mejorarlos en materia social. Hasta muchos de quienes fueron partícipes de aquellos gobiernos, al parecer se han sumado al terreno de la descalificación de los resultados, buscando seguramente un beneficio electoral. ¡Quema lo que has adorado!..¡Adora lo que has quemado”: Como en los tiempos de la conversión del merovingio Clodoveo, muchos de nuestros políticos han rasgado vestiduras renegando de los logros alcanzado y se suman a las voces descalificatorias. Sin ninguna duda, con ello han contribuido aún más a la poca valoración que la ciudadanía hace del rol de la política en la sociedad actual, y en nada contribuyen a clarificar el confuso panorama que domina a Chile.


Prof. Luis A. Riveros

europapress