Desafío para la mayoría de la Convención Constitucional: A pesar de ser mayoría tratar de representar al Chile de hoy

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Mario AstorgaSoy un convencido que la Convención Constitucional, a pesar de haber sido elegida democráticamente, fue representativa de ese momento específico de Chile y no de cómo están distribuidos los valores y los principios, ni en el Chile de hace 3 años ni en el Chile de hoy.

La elección de los Constituyentes fue hecha cuando los partidos políticos, muy merecidamente a mi juicio, habían perdido todo contacto con la ciudadanía y su validación era mínima. El PC fue hábil en exigir y conseguir la paridad de género y la incorporación de 14 constituyentes en representación de los pueblos originarios, capitalizando así su relación de muchos años con ambos tipos de colectivos. Fueron sus batallas ganadas, aunque luego se restó de la firma del acuerdo.

El malestar con los partidos políticos, que se venía incubando desde hace años, y se hizo manifiesto en la marchas y protestas del “Estallido Social”, creó el caldo de cultivo para que la Lista del Pueblo, con 27 representantes, fuese el movimiento político más representado en la Convención, casi la quinta parte de la convención. Sin embargo hoy, después de múltiples acusaciones cruzadas entre ellos, NINGUNO de esos 27 milita en la Lista del Pueblo, sino en otros referentes. ¿Hubiese el país votado por ellos de haberse conocido ese corolario? ¿A quien representan hoy en día?

Producto de la inteligente pero mentirosa y maquiavélica frase “no son 30 pesos sino 30 años” los sectores más ultras lograron que la Concertación sacara una cantidad insignificante de Constituyentes, lo que no se refrenda con su votación ni en concejales, ni gobernadores, ni diputados, ni alcaldes, ni senadores, ni CORES, antes y después de la elección de los convencionales. O sea, la elección de los Constituyentes fue en un momento único que permitió una coyuntural correlación de fuerzas dentro de la Convención. A eso se agrega la grosera manipulación que el PC, específicamente Barraza, ha hecho en el trabajo de las Comisiones, vetando a aquellos que piensan distinto y permitiéndole exponer principalmente a los que piensan como él. Barraza ha logrado movilizar hacia sus propuestas a los constituyentes con menor preparación política previa, a través de él, el PC que a nivel nacional no tiene más de un 5% de apoyo, maneja un altor porcentaje de la C.C. El riesgo de una Nueva Constitución no representativa del “Alma de Chile” es evidente.

La mayoría de los convencionales ha actuado como si su trabajo terminase con la aprobación de las mociones por parte de los 2/3 de la CC y no con el triunfo del apruebo en el plebiscito de salida. Minimizan el que, ya sea por manipulación de la derecha, o por sus propios errores, la ciudadanía se ha ido alejando de la propuesta que los convencionales le harán a los ciudadanos.

A mi juicio lo que se ha aprobado en Asamblea está más cerca de una lista de supermercado de reivindicaciones que las bases de una Constitución de un país moderno. En lo personal manifesté en infinitas oportunidades, junto a muchos otros, que era un craso error convertir a la Nueva Constitución en el ÚNICO RESULTADO DE LAS MOVILIZACIONES SOCIALES. Instintivamente creía que era irresponsable no aprovechar el momento en que tanto la derecha económica como la derecha política estaban doblegadas y temerosas para conseguir mejores salarios mínimos (Luksic propuso $500.000 y nadie tomó el guante), una reforma al sistema de pensiones, gratuidad de la educación y de la salud durante la edad escolar, etc. Pero el establishment político de izquierda y centro izquierda, apoyado por una desesperada derecha, y muy azuzados por el PC, apostó el TODO o NADA a la Nueva Constitución, postergando las reivindicaciones que solicitaban en sus pancartas la mayor parte de los participantes en las manifestaciones.

Es un error pensar que todos los que estamos disconformes con algunos de los acuerdos aprobados por la Convención, y que queremos que esta mejore algunas de sus propuestas, somos partidarios de la Constitución del 80. (afortunadamente la mayor parte de los enclaves que dejó instalados Guzmán los hemos podido derribar en democracia). La dicotomía o estás conmigo o estás contra mí es maquiavélicamente falsa y manipuladora y no lleva a ninguna parte en relación con la Nueva Constitución. Sin embargo, si los constituyentes siguen haciendo una lista de reivindicaciones y no una Nueva Constitución es muy probable que gane el rechazo, y por las declaraciones que leo, la mayoría de los convencionales sigue sin convencerse que eso es una posibilidad muy concreta, y no están actuando en consecuencia. Incluso veo a los convencionales más radicales reivindicando que es mejor perder con el Rechazo en el Plebiscito de Salida que transar y hacer de la Nueva Constitución una verdadera “Casa de Todos”. Lo que a mi juicio es una traición contumaz al espíritu de las movilizaciones sociales.

Las encuestas erran y mucho, a pesar de ello, debiera ser al menos inquietante para los convencionales que cuatro encuestas, cada una con su propia metodología, y realizadas por organizaciones totalmente independientes digan cosas bastante parecidas: La Convención Constituyente se ha alejado de las expectativas de la mayoría de los chilenos. Si queremos que gane el Apruebo en el Plebiscito de Salida es necesario ayudar y empujar a los convencionales a buscar nuevos acuerdos, reconocer que la Convención Constituyente, por democrática que haya sido su elección, por las razones expuestas, no está representando, equilibradamente, a la ciudanía chil


Mario Astorga De Valenzuela

europapress