Día a día van creciendo las críticas a la Convención Constitucional por lo absurdo, irreal y descabelladas de muchas de las proposiciones, como si se tratara de un bazar, una feria libre o un lollapalooza jurídica. No son pocos los que diariamente reclaman y critican la liviandad de la CC.
Pasado el primer filtro, las comisiones, estamos entrando en la etapa final que es plenario, cuyos resultados será una propuesta de una nueva constitución debidamente redactada por expertos. Al parecer el quorum de 2/3 no ha sido una barrera en contra lo razonable.
La cantidad de proposiciones rechazadas sea en comisiones o en plenarios es abismante pero no suficiente. Comprensiblemente, todos los convencionales tuvieron el derecho a presentar propuestas. Algunas locas, irrelevantes hasta las más concienzudas y que debieron pasar los filtros en las comisiones y finalmente en el plenario, aun cuando algunas, cuestionables o irreales, han eludido el filtro.
Por ejemplo, otorgar derechos al mundo vegetal y animal porque son seres vivientes, provistos de sistemas neurológicos y nerviosos. Son seres que experimentan gozo, tristeza, dolor, vida en “sociedad”, como muy bien lo describe y explica el botánico Stefano Mancuso de la Universidad de Florencia (“La Nación de las Plantas”) al igual como los animales desde, una bacteria hasta un elefante o una ballena.
Lo anterior plantea serios problemas respecto al ejercicio de tales derechos y del otorgamiento de representatividad.
De igual modo, el derecho de los animales como se manifiesta:
No nos sorprendería que esta neurosis naturalista también se incluya a futuro reino mineral, las piedras que lanzan los violentistas los viernes en plaza Italia.
De continuar creciendo estas fobias, la especie humana desaparecerá por que no tendrá como vestirse ni alimentarse. Los ambientalistas profundos habrán logrado su objetivo.
Javier Fuenzaliza A.
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