Alejandro Sicardi, Médico

​Lectura y sociedad

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Cartas al director

Sr. Director,


Hace ocho años se leían, como promedio por persona y al año, 12 libros en los Estados Unidos, en España 7, y en Argentina 0,5. Hoy esta diferencia debe ser más marcada. Según la Cámara Argentina del Libro, se han cerrado gran número de librerías de todo el país.

La gente no lee para no pensar, quizá también viceversa. La pandemia es tan sólo una causa más de este fenómeno. En nuestra nación, está ocurriendo una fuga de cerebros, pero éstos no sólo huyen de la Argentina, sino que lo hacen de la cabeza de gran cantidad de personas. El país sufre una pérdida de masa encefálica. Las masas, a su vez, padecen una disminución de su encéfalo: una suerte de lobotomía social. El problema no estriba, solamente, en los libros, sino que a la gente, por los mismos motivos expuestos, le cuesta poder leer las páginas de la realidad; se encuentra desde hace décadas acobardada, asustada, amenazada... no sólo por el Covid. Ha cobrado fama el síndrome denominado "Panic attack", casi desconocido por la psiquiatría de antes. No podemos dejar de recordar aquellas palabras de Maquiavelo en "El Príncipe": "El adjetivo de soberano aplicado al pueblo, es una farsa trágica... Al pueblo no le queda sino un monosílabo para afirmar y obedecer". No se puede esperar que abra un libro aquel que está asustado y abatido. Más fácil le será sentarse ante el televisor y dejar que sus neuronas huyan fluidamente por los setenta y tantos canales del cable, o por los otros. Esto, no obstante, no es una causa sino un efecto. Además, después de cada una de estas tediosas contemplaciones, es posible que el individuo quede más desmantelado mentalmente. En ese estado es difícil que pueda tener interés por la lectura. Las letras favorecen la imaginación, aumentan las ideas, sostienen los pensamientos y enriquecen la inteligencia.

De tal modo, hay una serie de fenómenos que no son percibidos. Un bloqueo del entendimiento. La educación y la cultura deben mejorar al país, pero no sólo a las clases media y alta, que también lo necesitan, sino que es imprescindible ilustrar e iluminar a todos y, en especial, a los estratos inferiores del pensamiento. Es necesario que todos se puedan subir al carro, pues el que no lo haga tirará para atrás o para el exterior. De esto debemos tomar conciencia y hacer algo para remediarlo, si queremos que el país se recupere y prospere.


Alejandro Sicardi

Médico

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