La Piedra Angular

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Juan David Quijano (Columnista)El 25 de octubre se aprobó por amplia mayoría la idea de redactar una nueva Constitución Política para Chile, por medio de una Convención Constitucional.

Desde su independencia, nuestro país ha tenido 11 Cartas Fundamentales, pasando por los Reglamentos de 1811, 1812 y 1814, las Leyes Federales de 1926 y las Constituciones de 1818, 1822, 1823, 1828, 1833, 1925 y1980 y en la mayoría de estos textos se contempla como elementos básicos un Estado soberano y unitario, la definición de ciudadanía y de sus derechos y deberes fundamentales, se establecen los mecanismos de participación política y la división de poderes del Estado, el tipo de gobierno y la función de los organismos públicos, entre otras materias.

Respecto de esta nueva Carta Fundamental, existen diversas posturas, desde aquellas que imaginan un Chile más justo y próspero, hasta las que vaticinan la destrucción y el caos.

Pero si queremos un país más justo y próspero, sería un grave error excluir a Dios y sus principios de esta iniciativa, ya que la Biblia es clara al declarar que “si Dios no construye la casa, en vano trabajan los que la construyen”.

Cada vez más los principios cristianos son excluidos de nuestra vida cotidiana, de las escuelas, de los trabajos, del acontecer nacional, haciendo que todo gire en torno a nosotros mismos, a nuestro criterio y a nuestra inteligencia, sin reconocer que existe un Dios infinitamente superior a nosotros, lleno de amor y que se interesa por cada cosa que nos compete. Un Dios que está a la puerta y nos llama, pero al que reiteradas veces le cerramos esa puerta y vivimos ajenos a Él.

Por eso, espero sinceramente que no rechacemos la piedra angular de nuestras vidas, error que hace siglos cometieron quienes edificaron el templo de Salomón.

Este templo fue una verdadera obra de arte y fue construido con piedras gigantes que fueron labradas por completo en una cantera lejos de la ciudad, para que no hubiera ningún ruido que perturbara la paz. En un determinado momento se trajo una piedra para ser usada como fundamento y base de toda la estructura, pero los constructores no supieron para qué servía y la rechazaron arrojándola al fondo de una quebrada, porque les estorbaba. Luego de mucho tiempo los constructores llegaron a la esquina más importante del templo, la que soportaría todo el peso de la construcción y necesitaban una piedra lo suficientemente fuerte que pudiera sostener todo el edificio.

Finalmente, y después de buscar por varios lugares, recordaron que mucho tiempo atrás habían rechazado la única piedra con esas características y luego de examinarla, descubrieron que era la única capaz de sostener todo el edificio; entonces la llevaron al lugar asignado y comprobaron que la piedra calzaba de manera exacta y precisa.

Esta piedra rechazada hace alusión directa a Jesús, quien fue rechazado por su pueblo, por eso en los evangelios se dice: La piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser cabeza del ángulo.

Por esto deseo de corazón que no cometamos ese mismo error y que quienes conformen la Convención Constitucional, consideren en cada decisión a Cristo, la piedra angular de nuestras vidas y de nuestra nación, sólo así tendremos una nueva Constitución que promueva la unidad y garantice una sana prosperidad y convivencia en nuestro país.


Juan David Quijano

europapress