Pos Coronavid y descentralización

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Javier Fuenzalida


No pocas cartas de lectores de diarios, columnistas, expertos, políticos otros han venido opinando sobre el Chile pos coronavid. Ya no será como es, sin explicar cómo piensan que será. Una excepción es el pronóstico de 16 economistas que propone un buen plan de recuperación de la economía para reimpulsar el crecimiento económico de corto plazo. Otros piensan en una reforma mayor de la institucionalidad del país como es la Constitución que aun nadie dice cuáles serán los cambios o el contenido de una nueva. A ello se suman otras reformas específicas como la de pensiones, salud y educación.


Pero hay una que no es materia de debate público como es la descentralización administrativa del ejecutivo.


Cuando se dictó la constitución de 1925 se trató de descentralizar el país creándose la comuna autónoma. Un traspaso de facultades del poder ejecutivo central a las autoridades regionales. No funcionó.


Posteriormente, en 1961 se crearon los Comité Provincial de Desarrollo integrados por las autoridades provinciales y representantes del sector privado. Uno de sus objetivos eran formular y ejecutar el plan desarrollo de la provincia, dentro del marco del plan nacional de desarrollo económico que había sido preparado por la Corfo. No funcionó.


El gobierno militar creó, con objetivos análogos, los “seremi” o representantes regionales de los ministerios y que junto con el intendente y el Core (consejo regional) tendrían facultades y recursos para el desarrollo de la región, coordinándose con los planes ministeriales producidos por cada ministerio desde Santiago. No funcionó


En 2015 comenzó la tramitación de la ley 20990 que creó el cargo de gobernador regional, de elección popular, pero cohabitando con el intendente que, ahora se llamará delegado presidencial y que será un secundón u oreja del presidente de la república en la región. La primera elección deberá ser el próximo año, pero después de cinco años, aun es impracticable porque no se han definido claramente las facultades del gobernador versus la del delegado o de los ministros centrales como tampoco los recursos propios originados en la región o los que deban ser traspasados desde el gobierno central. Una vez más no funcionará.


Sin embargo, el nuevo Chile que emerja del reventón del octubre del 2019, la coronavid de este año y de la recesión que terminará en 2021, abren la oportunidad de una vez por todas descentralizar efectiva.


La población del país es de 19.453.310, de los cuales 8.120.072 el 42 % residen en la región metropolitana. Los informes diarios del Ministerio de Salud sobre el coronavirus son otra evidencia del centralismo. Hasta el 2/07 habían 288.089 infectados, el 78 % o 223.892 en la RM y de los 6.051 fallecidos, 5.145 o el 85 % también de la RM. Ese es la cruda realidad del centralismo nacional. Santiago no es Chile. En Atacama 2, Aysén ninguno, Los Ríos 10…


A fin de disimular el centralismo, por pudor la ley electoral castigó a Santiago. Si fuera en proporción a los habitantes elegiría 65 diputados, la ley los rebajó a 47.


Descentralizar el país requiere más que un gobernador, una comuna autónoma o un comité provincial de desarrollo. Tampoco se quiere adoptar un sistema federativo. La ley que crea los gobernadores es y no lo es. Las cosas así nunca funcionan. Pero hay otras fórmulas para achicar la RM en beneficio de las regiones sin violar el Art. 3 de la Constitución (Chile como un país unitario) precepto que en la realidad no se cumple.


Los avances de las modernas tecnologías de comunicaciones han rendido un examen durante la pandemia actual. Los tres poderes del estado han podido gobernar sin mayor complicación por medio de videoconferencias, Zoom y otras aplicaciones que no exigen la presencia física. En general toda la población puede comunicarse por medio de what’s up con imágenes directas y con el nuevo Zoom.


En el ámbito internacional, ya está funcionando la diplomacia por pantalla. Las próximas reuniones de APEC, Cop26 y PROSUR así lo harán.


La solución está a la vista. Una forma de descentralizar el país es regionalizar los ministerios de acuerdo dónde realizan su principal labor.



El parlamento ya está en la V región. Hubo gritería cuando se trasladó a Valparaíso y se pronosticó un fracaso. Ha habido algunos intentos sin éxito para devolverlo a Santiago. De igual modo, tímidamente algunas reparticiones públicas se han relocalizado donde sus servicios se demandan. La Subsecretaría de Pesca está en Valparaíso, al igual que la Aduana, la comandancia en jefe de la armada (que ya estuvo en Santiago que no tiene mar). Algunos tendrán que permanecer juntos al presidente como la secretaría general de la presidencia y por razones de reciprocidad, relaciones exteriores aquí en Santiago, al igual que Interior, pero otros pueden funcionar en regiones. Serán “Organismos Zoom”:


  •     Poder Judicial. Cuenta con 17 cortes de apelaciones y 441 juzgados, 1.461 jueces y 161 ministros distribuidos regionalmente. La Corte Suprema podría trasladarse a Concepción y también el ministerio de justicia.

  • •     Secretaría General de la Presidencia cuya labor esencial es la coordinación legislativa con el congreso puede irse a Valparaíso.


    •      Minería en Antofagasta, principal centro minero del país.


    •      Agricultura en medio del valle central en Talca o Chillán.


    •      Bienes Nacionales en Aysén que aún es un territorio vacío.


    •    Energía en el desierto de Copiapó. El desierto de Atacama será la mayor fuente de generación de energía en los próximos años



    •    Desarrollo Social en la Araucanía, la región menos desarrollada del país. Defensa en Arica o Magallanes, áreas sensible.


    Así, para lo demás ministerios, Medio Ambiente, Deportes, Mujer, Hacienda, Economía, Educación, Trabajo, Obras públicas, Salud, Vivienda, Transporte, Cultura, Ciencias, no será difícil asignarle un domicilio regional. 


    Estos traslados traen colas porque hay un número de instituciones colgadas o no a algún ministerio, por lo que emigrarán como BC, DGAC, SERNAC, ISP, JUNAEB, INMJ, INDH, DIBAM, CNTV, FONASA, INE, CADP, CORFO, COCHILCO, IF, CODELCO, ENAP, CNE, INDAP, BancoEstado, CDT. CADP, ISP, INPS, CMF, CDF, SII, TGR, CNR, FNE, TC, TLC TVN. ENAMI, SERVEL, SENAME, SERNAM, SERGEOMIN, etc. 



    ¿Cuántas son? Es cuestión de tomar el abecedario y buscar grupos de tres letras y surgirán 100 grupo no repetitivos de siglas de acuerdo con el análisis combinatorio matemático. Mas de algún organismo público, medios escondidos, que podrán emigrar o aprovechar la oportunidad para eliminarlos, sin reemplazo, por cierto. 


    Javier Fuenzalida A.

    europapress