Desigualdad que hace crecer

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Enrique Goldfarb (columnista)

Enrique Goldfarb


Habitualmente se oye mencionar en los medios, que Chile es uno de los países más desiguales, tanto en el continente como en la OECD, dado que su coeficiente de Gini es tan alto como 47,7, donde 0 es la igualdad absoluta y 100 la desigualdad absoluta. Sin embargo, se omiten dos importantes elementos. El primero es que el país ha logrado reducir la pobreza como ningún otro país americano, exhibiendo una estabilidad y progreso económico que ha atraído ya a un millón de inmigrantes.


El segundo elemento es que el ingreso de los muy ricos no es comparable, en su estructura, al resto de las personas. Este último caso comprende más bien un ingreso familiar que proviene de un sueldo o ingresos por servicios, y que se gasta en forma muy importante en consumo diario, con una muy pequeña fracción de ahorro. El ingreso del sector con mayor ingreso, y acusado de ser el causante de la desigualdad, proviene de sus inversiones, es decir, de capitales que producen y dan empleo para el resto. Una fracción imperceptible es la que se dedica al consumo, por lujoso que éste sea.


Una forma de ilustrar lo que se dice, es mirar el coeficiente de Gini, de Argentina, ícono del populismo, que con un 41,4 es mucho más igualitario. Sin embargo, el índice de pobreza es un 32% contra un 10% de Chile. De ser Argentina, el país más pujante del continente, se dice que incluso con una economía sin populismo tardaría 20 años en igualar a nuestro país en su ingreso por habitante.


Lo anterior no significa que no debe haber preocupación por hacer que el progreso alcance a todos los niveles sociales. Sin embargo, es importante el cómo hacerlo, sobre todo centrando los esfuerzos en darles a todos las capacidades por surgir por sus propios medios, además de proveer los servicios básicos con calidades crecientes. Con todo, no se debe perder de vista el debido equilibrio con el crecimiento económico, que es el que hace posible todos lo demás. Y de esto, lamentablemente, la izquierda todavía no aprende nada.  

europapress