La paradoja peruana
Sr. Director,
Las recientes condenas a Martín Vizcarra y Pedro Castillo -además de la investigación de Dina Boluarte- se suman a la larga lista de expresidentes peruanos procesados, consolidando un sombrío récord de Perú en la región. El país parece atrapado en un ciclo vicioso donde la Presidencia de la República es el cargo más vulnerable a la acción de la justicia, a menudo por delitos relacionados con la corrupción.
¿Por qué se repite este patrón? El fenómeno es sistémico. Refleja la debilidad crónica de las instituciones, un sistema político sumamente fragmentado sin partidos sólidos, y la cultura de la impunidad que permite a las élites ver el poder como una oportunidad para el beneficio personal. La silla presidencial se convierte en un eslabón roto de un Estado que opera sin controles efectivos.
A pesar del caos político, la economía peruana mantiene su solidez por fundamentos macroeconómicos bien gestionados por organismos autónomos como el Banco Central de Reserva. Las proyecciones de crecimiento del PBI para 2025 varían entre 2,9% y 3,5%, con estimaciones similares para el próximo año. El sector minero y la economía informal ayudan a aislar la producción nacional de la crisis política.
El desafío de Perú no reside en lo económico, sino en lo ético e institucional. Romper este círculo exige una profunda reforma política que priorice la rendición de cuentas y devuelva la legitimidad al liderazgo.
Eric Latorre,
Director del Magister en Administración Pública,
Universidad Autónoma de Chile
