Las principales patologías visuales habrán supuesto una carga económica de 99.800 millones de euros en España entre 2021 y 2030, según reflejan las conclusiones del estudio 'Evaluación de la carga económica de la pérdida de visión y la ceguera irreversible en España (2021-2030): una perspectiva social', impulsado por la compañía. AbbVie.
De estos 99.800 millones de euros, el 8 por ciento corresponde a costes vinculados a consultas médicas, pruebas y tratamientos; mientras que el 44 por ciento se asocia a gastos como adquisición de dispositivos, cuidados informales y adaptaciones en el hogar. El 38 por ciento restante se debe a la pérdida de productividad, lo que pone de relieve el impacto económico de estas enfermedades en la vida laboral de quienes las padecen.
Uno de los principales costes procederán del glaucoma, que genera un gasto anual de 23.919 euros por paciente, así como del edema macular diabético (EMD), que genera 13.659 euros. Para 2030, se calcula que estas dos patologías habrán supuesto, desde 2021, un gasto de 53.400 millones de euros entre pruebas diagnósticas, consultas e intervenciones, tratamientos, cuidados informales o adaptaciones en la vivienda, entre otros.
CASI OCHO MILLONES
En el marco del Día Mundial de la Visión, que se celebra este jueves, desde AbbVie apuntan que se espera que el número de personas con pérdida de visión o ceguera en España se duplique para 2030, alcanzando los casi ocho millones de pacientes afectados por glaucoma, retinopatía diabética, edema macular diabético, degeneración macular asociada a la edad o alta miopía. De ellos, se estima que más de cinco millones están en edad laboral (entre 18 y 65 años), lo que condiciona su acceso al empleo, su estabilidad y sus oportunidades profesionales.
Asimismo, subrayan que este crecimiento de personas con patologías que pueden causar ceguera potencialmente irreversible se debe, principalmente, al envejecimiento de la población y al aumento de enfermedades crónicas como la diabetes, que incrementan el riesgo de sufrir complicaciones oculares. En este contexto, el EMD es la complicación más frecuente de la retinopatía diabética y la principal causa de ceguera en la población diabética.
Sin embargo, los expertos aseguran que pocas personas con diabetes se someten a revisiones periódicas de retina, lo que retrasa la detección del EMD y agrava su evolución. De otro lado, el glaucoma es una de las principales causas de ceguera irreversible en el mundo y, al ser asintomático en fases iniciales, a menudo se diagnostica tarde.
Otras patologías como la retinopatía diabética y la alta miopía también muestran un crecimiento significativo en número de pacientes y en costes asociados. En concreto, la retinopatía diabética multiplicará por siete su impacto económico en 2030 respecto a 2021, y el EMD por más de tres.
"La discapacidad visual no solo genera costes económicos, sino también un profundo impacto en la calidad de vida de quienes la padecen. La pérdida de visión se asocia a mayor riesgo de caídas, accidentes domésticos y dificultades para realizar actividades básicas como leer, desplazarse o mantener la autonomía persona", apuntan los autores del informe.
Además, añaden que diversos estudios han demostrado que los pacientes con discapacidad visual presentan tasas más elevadas de depresión y mayor riesgo de aislamiento social. Este efecto social y emocional, afirman, es especialmente relevante en personas mayores, que con frecuencia confunden la pérdida de visión con un proceso natural del envejecimiento, sin saber que muchas de estas patologías pueden tratarse si se detectan a tiempo.
En España, aunque en los últimos años se ha conseguido reducir significativamente el número de casos, se estima que el 80 por ciento de los casos de ceguera son evitables o susceptibles de tratamiento. Según los expertos, esto sería posible a través de la prevención y la detección temprana de patologías oculares susceptibles de provocar ceguera, y especialmente, ceguera irreversible, como es el caso del glaucoma o el EMD, pues estas dos enfermedades se caracterizan por carecer de síntomas evidentes en sus primeras etapas.