Ricardo Ibáñez, abogado experto en sostenibilidad financiera.

​El ecosistema emprendedor chileno arrastra debilidades financieras

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Cartas al director

Sr. Director,


Según cifras recientes un 40% de los emprendimientos en Chile no logran superar su tercer año de vida. Más que un número, estas estadísticas revelan un problema estructural: el ecosistema emprendedor chileno arrastra debilidades en su base financiera.


El entusiasmo por emprender muchas veces va acompañado de una visión optimista —y a veces ingenua— sobre cómo financiar ese crecimiento. Es habitual que las startups prioricen la captación de clientes, el desarrollo de producto o la expansión de mercado sin tener claridad sobre su rentabilidad real o sin una gestión rigurosa del flujo de caja.


La caja es el corazón operativo de cualquier negocio. No basta con vender: hay que cobrar a tiempo y administrar bien cada peso que entra. Operar sin liquidez lleva al colapso, incluso en negocios que parecen exitosos a simple vista. No son pocas las startups que mueren con usuarios activos, pero sin dinero en la cuenta.


Separar las finanzas personales de las del negocio, evitar compromisos basados en expectativas y proyectar escenarios financieros realistas son prácticas mínimas que todo fundador debería asumir desde el inicio. Muchos errores evitables provienen de no anticipar los ciclos de pago, subestimar la competencia o sobreestimar la velocidad del crecimiento.


También es clave entender que formalizar el negocio no es una carga burocrática, sino una ventaja competitiva. Cumplir con obligaciones tributarias, laborales y contractuales es lo que permite acceder a inversionistas serios, licitaciones, alianzas estratégicas y financiamiento bancario. Sin ese piso, el negocio queda expuesto y limitado.


Si el equipo fundador no tiene experiencia financiera o legal, lo más sensato es buscar apoyo desde el principio. La asesoría adecuada puede evitar decisiones que comprometan el futuro del negocio. No basta con reaccionar ante los problemas: la planificación debe estar en el ADN del emprendimiento. Porque al final del día, la diferencia entre el éxito y la quiebra rara vez está en la idea. 


Ricardo Ibáñez, 

Abogado experto en sostenibilidad financiera

europapress