Sr. Director,
Frente a los innumerables incendios forestales registrados en el último tiempo en nuestro país, surge la interrogante de cómo las personas afectadas pueden sobrellevar y superar el golpe emocional que esta clase de hechos involucra.
Y es que este tipo de tragedias puede generar niveles elevados de estrés (denominado estrés post traumático), ansiedad, extrema sensación de temor, crisis de angustia y de pánico, aislamiento social y depresión, pérdida de sentido de vida, entre otras manifestaciones.
Frente a ello, es importante poder conversar sobre el tema, idealmente con profesionales preparados para contener el nivel de angustia de las víctimas, ayudándoles en la expresión emocional desencadenada por la tragedia. El apoyo psicológico y psiquiátrico, así como de las redes de apoyo cercanas resultan fundamentales, tal como el permitirse reconocer, conectar y aceptar las más incómodas emociones desencadenadas por estos eventos. Ningún beneficio nos genera el centrarnos en volver rápidamente a la realidad cuando no nos hemos dado espacio para reordenar nuestra mente y calmar nuestra alma.
No hay que olvidar que las etapas emocionales típicas que las personas experimentan después de una catástrofe son parecidas a las vividas en un proceso de duelo. Es decir, estado de shock, negación, rabia, tristeza, emociones legítimas que deben ser consideradas y priorizadas en el proceso de sanación, para así progresivamente ir avanzando hacia una negociación interna con lo sucedido, hasta lograr la aceptación de la realidad.
Si el impacto de estas situaciones no es manejado adecuadamente, se pueden generar repercusiones emocionales y físicas que comiencen a afectar progresivamente otras áreas de la vida del individuo. Por eso se hace tan importante el apoyo profesional psicológico y, en muchos casos, el tratamiento psiquiátrico a través de fármacos, que entrega ese pequeño empujoncito necesario para comenzar el trabajo de rehacer la vida desde las cenizas.
María José Ossa G.,
Psicóloga de Clínica Colonial