​Lo que nos pasa es lo que vemos

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Karen Rauch


No queremos salir hasta muy tarde, hemos cambiado nuestros hábitos de relacionamiento social porque tenemos miedo. Si, miedo de salir y ser víctima de la delincuencia.

Según los resultados de la Encuesta entregada por Paz Ciudadana, la sensación de temor alcanzó niveles históricos, la desconfianza en su punto más alto, entre todas las preguntas que realizan el estudio, creo que faltó algo también muy importante y es que si se considera que en los medios de comunicación masiva y también en las redes sociales, la cantidad de personas y noticias en relación a estas temáticas impacta en su percepción de inseguridad y en la desconfianza hacia otras personas.

Llevamos más de tres años en un espiral de contenidos negativos, que muestran una porción de la realidad: es cierto, hay delincuencia y efectivamente el tipo de delitos ha cambiado.

Pero así como nuestro lenguaje crea realidades, las narrativas de los medios de comunicación, los enfoques y las temáticas que revelan en sus pautas, se vuelven los temas de conversación de las personas comunes. A mayor cantidad de veces que se cubre una temática por los medios más grandes otros hacen eco de esa temática. Hasta que resuena en cada uno de nosotros y terminamos hablando de ello.

Si elegimos mostrar o dar cuenta solo de noticias negativas, o utilizamos un enfoque que solo destacan lo negativo, la percepción de ese hecho será negativa. Por tanto, veremos realzada la figura de la delincuencia, algunos sentirán miedo de salir, pero otros verán en esto un modelo de admiración.

Si buscamos mejorar como país, las distintas problemáticas que enfrentamos, tenemos que tener como aliado y potenciar la visibilización de buenas prácticas, modelos de hacer a través de personas que nos producen admiración, que releven lo mejor de nosotros.

Visibilizar ambas porciones de la realidad, nos permitirá descubrir una nueva narrativa: no todo es tan malo si es que veo cosas buenas.

Y si nos esforzamos por darle visibilidad a las buenas noticias, a las historias positivas, a los personajes que construyen esperanza a partir de distintas problemáticas, quizás no vamos a resolver el problema de la delincuencia, pero sí el más importante, la desconfianza.

Un enfoque con tendencia hacia lo negativo nos intoxica, nos hace creer que todo lo que aparece es malo, que estamos llenos de peligros y nos paraliza, nos aleja del hacer. En tanto un enfoque hacia lo positivo, nos podría conducir a una valorización del hacer y a poseer también una mirada más crítica, que posibilita equilibrar entre lo bueno, lo malo y lo que realmente es un peligro.

Tenemos que comenzar por algo, quizás por lo que vemos.


Karen Rauch, 

Directora de Fundación Camiseteados

europapress