​Berlín cierra las puertas a Google

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Muchas ciudades del mundo se pegarían codazos, para poder albergar un campus de Google. Pero Berlín le cierra las puertas. El Parque Görlitzer ha vuelto a ser escenario este fin de semana de las manifestaciones convocadas por la librería anarquista Kalabal!k, en las que se gritan consignas como «Google go home», «Territorio libre de Google» o «d a espiar a vuestra madre» y en las que de paso se quema un par de contenedores y se destrozan jardines. Es la reacción del alternativo barrio de Kreuzberg a la iniciativa del gigante americano de ofrecer en sus calles unas instalaciones como las que ya tiene en Londres, Madrid, Tel Aviv, Seúl, São Paulo y Varsovia, que sirven de punto de encuentro para emprendedores y proporcionan un lugar de trabajo y contactos a los fundadores de startups. «Google no nos aporta nada», dice Werner Heffer, uno de los activistas que promueven las protestas, «aquí ya tenemos talento y no vamos a permitir que lo colonicen».



Entre sus proclamas ideológicas, los manifestantes hablan de problemas de gentrificación que la presencia de google multiplicaría con rapidez. Berlín difícilmente asume que convertirse en una gran capital europea, un proceso que comenzó con el traslado de la capital alemana desde Bonn en 2000 y que ha modificado completamente la fisonomía de la ciudad, conlleve un aumento de los precios del alquiler compra de inmuebles que amenaza con echar hacia las afueras a muchos de sus habitantes. Google ya tiene oficinas en el barrio gubernamental de Mitte-Tiergarten y ha llegado a un acuerdo con el espacio de coworking Factory para crear en Kreuzberg un nuevo espacio en el que espera acoger a unas 10.000 personas, cuya presencia sin duda aumentaría la presión sobre los precios inmobiliarios que entre 2004 y 2016 aumentaron hasta un 70%.



Pero la resistencia a Google canaliza además una lucha antisistema que identifica las grandes empresas tecnológicas como la nueva y máxima expresión del capitalismo. «Son las nuevas armas con las que EE.UU. se propone ahora gobernar el mundo entero, los instrumentos de dominio de la era digital», explica Heffer, «por eso no podemos retroceder ni un paso ante ellos».



Cerrar las puertas al campo



Cerrar las puertas a Google se parece mucho a cerrar las puertas al campo, pero estos argumentos no solamente encuentran apoyo en partidos políticos radicales sino también en otros considerados de centro como el Partido Socialdemócrata (SPD). El hasta hace poco vicecanciller y ministro de Economía, Sigmar Gabriel, ha defendido públicamente la «contención y restricción al capitalismo sin freno del mercado de datos», denunciando el modo en que empresas como Google usan su posición dominante de mercado. También desde el Ministerio de Interior, en manos conservadoras, se ha alertado sobre el peligro que supone la coalición de la actividad de Google con las actividades de la agencia norteamericana de espionaje NSA, mientras que el presidente del grupo parlamentario de la Unión Socialcristiana (CSU), Alexander Dobrindt, ha denunciado que «los datos del mercado mundial no fluyen en un mercado, sino que son presos de un monopolio, y ese es Google», advirtiendo además que la importancia de este mercado de datos aumentará irremediablemente con el paso de los años y que hay que actuar cuanto antes.



Google, por su parte, considera injustificadas estas críticas. «Estamos sorprendidos por la idea de que empresas como Google puedan dañar la economía o la sociedad», ha dicho Philipp Justus, jefe de la compañía en Alemania. «Los buscadores están pensados para servir del mejor modo posible a los ciudadanos«, justifica. Justus lleva meses entrevistándose con las diversas plataformas de resistencia en el distrito de Kreuzberg y va tomando nota de todas sus quejas para ampliar el proyecto, de modo que este ofrezca soluciones al menos a parte de los problemas que se plantean. Así es como el campus que debería haber estado abierto en septiembre de 2017 ya ha ido aplazando la inauguración, prevista por ahora para octubre de 2018.



«No debemos escuchar ni lo que dice Google ni lo que dicen los políticos, que forman parte del problema. Solo podemos plantar resistencia ciudadana y sobre todo boicotear a Google. De nada servirá que vengamos a manifestarnos todas las semanas si después vamos a casa, encendemos el ordenador y hacemos una búsqueda en Google», arenga otra activista ante los medios de comunicación locales, »y sobre todo hay que llevar esta lucha a los colegios, me horroriza saber que los profesores aconsejan a mis hijos buscar información en Google para documentar un trabajo escolar, lo que debería hacerse en las escuelas es buscar en la fuente más directa, no a través de intermediarios y sobre todo no de esos intermediarios».


«Ni en sus instalaciones estratégicas, como esta de Kreuzberg, un barrio alternativo, creativo y transgresor, ni en sus contenidos de búsqueda, Google es inocente», denuncia un manifestante que porta una pancarta en la que puede leerse «Fuck off Google». Y su denuncia resulta efectivamente inquietante si revisamos el actual ranking de las palabras más buscadas en Google en Alemania. En cuarto puesto aparece la palabra «Katalonien» (Cataluña), solo por detrás de «Elecciones federales», «Bitcoin» y «G20». (www.abc.es)

europapress