Durante años, se ha evaluado la práctica médica en función de la eficiencia y el volumen. Pero la buena medicina no se trata de cuántos pacientes ves en un día, sino de cómo los ves. No es una cuestión de cantidad, sino de calidad humana.
Una salud centrada en las personas requiere de un sistema que escuche y considere la voz de quienes usan el sistema, o de “aquellos a quienes pertenece el sistema”, citando al actual director de la OMS.