Una crisis moral implica la pérdida de valores éticos fundamentales para la cohesión social, lo que conlleva un cuestionamiento profundo sobre lo que consideramos correcto y justo.
Los líderes son responsables de guiar al pueblo en justicia y verdad, pero la falta de arrepentimiento y de un espíritu crítico frente a la decadencia moral, como la violencia, el robo, el abuso y la deshonestidad, no es solo indicativo de una conciencia adormecida, sino también, una señal de que la justicia podría estar siendo distorsionada.