La pérdida de oxígeno en el lecho marino es uno de los impactos negativos más importantes en el océano, incluso expertos lo indican de mayor preocupación al aumento de la temperatura, y esto es debido a que la desoxigenación no permitiría la vida en estos lugares.
Muchas veces el Estado es uno de los últimos actores en poner en acción los cambios socioculturales o ambientales que se dan, y que requieren procesos adaptativos de los diferentes sectores, para enfrentarlos y estar a la altura de las nuevas necesidades sociales o ambientales que se generan, muchas de ellas urgentes, ante las posibles afectaciones de la población en conjunto.
La discusión respecto al uso del término leche en productos con ingredientes que no son derivados de animales sigue en la palestra. El tema ha llegado incluso a instancias judiciales que no son nuevas y además son reiterativas, lo que pareciera ser una manera de ir soslayando la creciente demanda y presencia de las ofertas vegetales que hoy están en el mercado, por parte de una industria lechera que, en otros países, ya está en decadencia.
Es innegable que existe un problema grave con las salmoneras, y gran parte de la población rechaza su impacto negativo en nuestros mares. Por lo tanto, tiene todo el sentido que dejemos de respaldar estas prácticas al evitar consumir sus "productos".